¿Sabías que el enojo, además de impactar en los que te rodean, también repercute de forma negativa en tu organismo? El enojo surge de una función básica e instintiva de los seres humanos, para responder agresivamente ante posibles amenazas, y puede variar desde una leve irritación hasta la violencia descontrolada.
Es una mezcla de complejidades que afectan a cada persona de forma distinta y aunque es una emoción humana normal, lo que muchas veces puede ser una liberación saludable también puede afectar de manera negativa la salud.
El enojo puede ir desde una ligera frustración e irritabilidad hasta furia fuera de control. Esta emoción puede afectar tu estado emocional, físico y cerebral. La parte de tu cerebro que responde primero ante un enojo es la amígdala. Ésta controla las emociones y la respuesta instintiva de lucha o huida frente al miedo y el estrés. Es capaz de procesar una enorme magnitud de información para evaluar los posibles peligros en milisegundos, y así permitirte reaccionar primero y pensar después.
En el lóbulo frontal, por encima de la amígdala, se desarrolla la habilidad de tomar decisiones, resolver problemas y controlar el comportamiento. Cuando te enojas, la sangre inunda la corteza frontal y nubla el pensamiento racional. Para algunas personas esta reacción puede ser dañina. Contar hasta 10 realmente puede ser útil cuando esto pasa.
El efecto del enojo continúa con las glándulas adrenales y el cortisol, lo cual le da a tu organismo una explosión de energía y fuerza. Esto redirige el flujo sanguíneo de tu estómago e intestinos hacia los músculos y los prepara para pelear. Tu presión sanguínea, umbral del dolor y temperatura se elevan, la respiración y el ritmo cardiaco se aceleran y las pupilas se dilatan.
El enojo no sólo afecta la forma en que reaccionas, también se relaciona con la salud cardiovascular y el bienestar de la mente. De acuerdo con el Heart MD Institute, los niveles más altos de ácidos graso y azúcar en la sangre se liberan para brindar energía inmediata para sobrevivir a la emergencia percibida. El problema viene después, cuando dicha liberación continúa y con el tiempo se comienza a acumular en tus arterias, lo que origina problemas de salud del corazón.
Otro problema es cómo afecta el enojo al cerebro. En algunos estudios se ha descubierto que un suministro continuo de los desencadenantes y efectos del enojo pueden confundir al hipocampo (órgano cerebral que interviene en el manejo del estrés) y resultar en una incapacidad para suprimir la respuesta al enojo. También hay estudios que muestran que el enojo en interrumpe el crecimiento de nuevas neuronas.
Con información de Muy Interesante