Es probable que en más de una ocasión te hayan aconsejado escuchar a tu cuerpo para cuidarlo apropiadamente. Quizá también te dieron ese consejo elocuentemente, como Jim Rohn cuando dijo:
Cuida tu cuerpo, es el único lugar que tienes para vivir.
Aplicar la recomendación de escuchar al propio cuerpo no es tan sencillo como parece a primera vista, ya que no solemos vivir en el momento presente y centrando nuestra atención en nuestros pensamientos, emociones y sensaciones físicas, pues los humanos tenemos el hábito de pasar demasiado tiempo en nuestro mundo mental. Debido a ello, a veces podemos sentir un antojo de pizza y pensamos “mi cuerpo quiere pizza”, o “necesito helado”. Sin embargo, es más probable que esto sea un antojo originado por un factor emocional o mental que porque nuestro cuerpo realmente lo necesite.
La clave para darle a tu cuerpo lo que necesita es poner atención a sus síntomas. Por ejemplo, puede que te des cuenta de que tus niveles de energía son bajos, así que te sientes cansado y somnoliento la mayor parte del día y con frecuencia tienes algunos trastornos digestivos como acidez, agruras, gases o indigestión. Eso probablemente significa que en lugar de requerir alimentos azucarados, procesados, con harinas refinadas o muy grasosos, tu cuerpo realmente necesita primero dejar de consumir esos alimentos y luego reemplazarlos por granos enteros, grasas saludables, vegetales, frutas y un balance de alimentos de origen animal.
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La mayoría de las veces, para comprender algo lo analizamos, es decir, examinamos cada uno de sus componentes por separado. Esto nos lleva a pensar en la mente como una cosa, las emociones como otra y nuestro cuerpo como un ente separado de los anteriores pero, en realidad, los seres humanos somos la suma de todos estos aspectos y lo que pasa con cada uno de ellos tiene un efecto en todas las demás partes. Por eso nuestra alimentación es importante; pero no sólo se trata de la comida, también tienen que ver nuestras emociones y cómo nos relacionamos con ellas. De igual manera, el ejercicio claramente tiene un efecto en el cuerpo, pero también nos enseña mucho sobre nuestras actitudes y reacciones, cómo ponernos metas claras e ir paso a paso con constancia.
Así que, cuando se trata de darle a tu cuerpo lo que necesita, es necesario poner atención a sus síntomas y sensaciones. Estas son algunas preguntas que pueden ayudarte en el camino:
1. ¿Cómo se siente mi cuerpo hoy?
2. ¿Qué emociones siento ahora?
3. ¿Qué estado mental estoy experimentando?
4. ¿Cómo me siento cuando como este platillo, bebida, sustancia, etcétera?nbsp;
5. ¿Cómo me gustaría sentirme?
6. ¿Qué tipo acción puede acercarme a cómo quiero sentirme?
Con información de Mind Body Green