Cuando vamos a la escuela, entre otras muchas cosas, aprendemos sobre los diferentes sistemas del cuerpo y sus funciones. La información que integramos sobre los sistemas endocrino, respiratorio, circulatorio, nervioso y reproductivo nos permite comprender mejor cómo funciona nuestro cuerpo, dándonos también algunas claves sobre qué aspectos debemos cuidar para mantenerlo en óptimo estado. Esto es muy razonable porque después de todo cuidar nuestro cuerpo y su salud es nuestra responsabilidad pero, interesantemente, no hemos aprendido de la misma manera sobre nuestro cuerpo sutil o energético.
Ello obedece a diferentes razones: por un lado su invisibilidad para el ojo humano hace que dudemos seriamente de su existencia; por otro lado ese razonamiento proviene de un paradigma ideológico derivado de ciertos eventos históricos que han moldeado el mundo tal y como lo conocemos. Antes que nada vale la pena recordar que al igual que las ondas de radio, televisión y Wi-Fi que están a nuestro alrededor constantemente pero que no vemos, este campo electromagnético no se expresa dentro del espectro visible para el ojo humano, lo cual no significa que no exista. En segundo lugar es oportuno recordar que conforme la ciencia comenzó a hacer avances cada vez mayores en el conocimiento del mundo que nos rodea emergió un conflicto con las instituciones religiosas, que fue mediado a través de una repartición de las áreas de conocimiento: la ciencia estudiaría las leyes naturales del mundo material y la iglesia se dedicaría a todo lo que abarcara el mundo del espíritu, lo invisible.
Desafortunadamente esto ha dado lugar a numerosas confusiones que han moldeado la forma en que nos vemos a nosotros mismos y al mundo, de tal manera que al concentrarnos excesivamente en el mundo material y nuestra propia dimensión material nos desconectamos de nuestra dimensión espiritual, sutil e invisible para nuestros ojos pero que constantemente nos da información sobre nosotros mismos y los objetos y seres que nos rodean. Además, a través del sistema de chakras y el aura nos conectamos con la Tierra, la divinidad mediante nuestro ser superior y los otros seres, que en realidad también somos nosotros, lo cual nos conecta a la conciencia de unidad con todo lo que nos rodea. Por esta razón, enteder este sistema es crucial para lograr nuestro equilibrio y desarrollo espiritual, mental y físico. Este cuerpo o sistema está conformado por diferentes componentes y los dos principales son el aura y los chakras.
El aura
El aura es un campo de energía eléctrica que emana de nuestro cuerpo y forma una suerte de burbuja o huevo áurico. Está conformado de varias capas que provienen de los chakras.
Los chakras
Son vórtices de energía en diferentes puntos del cuerpo. Puedes leer más con respecto a los chakraa aquí. Los colores que se pueden ver en el aura están basados en las vibraciones que se expresan a través de los chakras, de tal manera que la información del aura cambia constantemente, reflejando estados físicos y emocionales. Además, las principales funciones del cuerpo energético o sutil son protección e intercambio de información.
Protección
El aura forma una barrera de energía entre tu cuerpo físico y el resto del mundo. Cuando está sana, logra aislarte de las diferentes energías que te rodean. Por otro lado, cuando su salud se ve vulnerada podemos sentirnos ansiosos, atacados y confundirnos al experimentar constantemente emociones, pensamientos y conflictos de otros.
Intercambio de información
El aura es como un campo interactivo con mucha información de todo tipo, incluida tu salud física o tu estado emocional, tus pensamientos e intenciones, cómo te sientes con respecto a ti mismo u otras personas y un largo etcétera. El aura de cada persona recibe información de todo lo que le rodea, tanto personas como animales, plantas, guías y lugares. También nos permite influenciarlos, tal y como Ramana Maharishi indicó cuando dijo:
Un iluminado emana ondas de influencia espiritual desde su aura que atraen a muchas personas hacia a él. Pero él puede sentarse en una cueva y mantener completo silencio.
Quizá la próxima vez que pensemos en nosotros lo podamos hacer desde un punto de vista más amplio y recordar las palabras del reconocido neurocientífico Oliver Sacks:
Tenemos cinco sentidos que glorificamos, reconocemos y celebramos, sentidos que constituyen el mundo sensible para nosotros. Pero hay otros sentidos, sentidos secretos, sextos sentidos, si así lo desean, igualmente vitales pero no reconocidos y descartados.
Con información de Chakra Anatomy y The History of Western Philosophy de Bertrand Russell