No es tan complicado entender qué son los alimentos modificados genéticamente. Un alimento transgénico contiene en su composición genética un, para decirlo de alguna forma, ingrediente de otro organismo, que ha sido agregado al primero mediante la intervención de la biotecnología y la ingeniería genética, es decir, la mano del hombre. Por ejemplo, hay un salmón en el mercado, el AquaAdvantage Salmon, que ha sido modificado con un gen de pez anguila para que alcance el tamaño adecuado para ser comercializado en menos tiempo del que requiere regularmente como especie.
La polémica está en la mesa, pues existen beneficios y desventajas respecto a la producción, comercialización y sobre todo el consumo de alimentos transgénicos. Los productores de transgénicos han planteado argumentos sobre porqué, desde su punto de vista, los alimentos genéticamente modificados son no sólo convenientes sino necesarios. Desde su perspectiva este tipo de alimentos, resistentes a plagas y otros agentes, tienen como misión alimentar a la población mundial. De acuerdo con las compañías detrás de los transgénicos, algunas ventajas de estos alimentos son:
Te puede interesar: Los 5 mejores alimentos para reducir los síntomas de la gastritis
Sin embargo, hay diversas cuestiones sobre los alimentos transgénicos, su impacto en los ecosistemas y en la salud humana que han surgido entre la comunidad científica. Asimismo, la población general ha mostrado un progresivo interés por saber de dónde viene lo que pone en su plato. En Europa, el conocimiento sobre los alimentos genéticamente modificados se difundió de tal forma que los consumidores demandaron etiquetas especiales para este tipo de productos, con el fin de poder identificarlos y elegir si comprarlos o no. Algunas de las desventajas del uso de transgénicos son:
Por otro lado, los efectos de los alimentos transgénicos en los humanos son un tema de debate. Hay miembros de la comunidad médica y científica que han manifestado sus preocupaciones respecto a la relación entre el consumo de transgénicos y la presencia de problemas gastrointestinales, hígado graso, obesidad, fatiga y ansiedad, entre otros. Uno de ellos fue el doctor Árpad Pusztai, quien realizó varias pruebas con papas transgénicas en roedores. Sin embargo, los fondos de su investigación fueron retirados y hasta el momento las compañías productoras de trasgénicos esgrimen el argumento de que los estudios no han sido concluyentes.
Es importante señalar que la decisión de avalar o rechazar los alimentos transgénicos nos compete a todos. En Europa, el hecho de que gran parte de la población rechazara los transgénicos negándose a consumirlos tuvo un impacto en la comercialización de estos productos, aunque eso sólo fue posible debido a la difusión de información al respecto y el interés del público por involucrarse activamente. Informarnos es el primer paso para tomar decisiones responsables.
Con información de Institute For Responsible Technology