En la práctica yogui, los mantras son importantes porque trabajan directamente con nuestra capa energética y nos ayudan a profundizar los ejercicios que hacemos con el cuerpo físico.
Básicamente, se trata de repetir sílabas, frases o versos a los cuales se les atribuyen cualidades energéticas o divinas especiales. Puede hacerse de forma mental o vocal, cuando se recitan y cantan en kirtan, que es la ceremonia meditativa con canto devocional.
Abrir caminos, liberar obstáculos, conectar con la fuerza de la decisión o con el amor más puro son algunas intenciones comunes en los mantras. Suena muy bien, pero parece un poco difícil alcanzar esos estados tan sólo con unas palabras mágicas, ¿no crees?
Para que realmente funcionen, hay algunos aspectos a tomar en cuenta. Te los comparto a continuación:
Como siempre, no puede haber práctica espiritual exitosa sin convicción interior. A ese mantra que elijas tú tienes que darle intención, enfocarlo en algo específico de tu vida para lo cual sea útil y bueno. En pocas palabras, hacerlo tuyo desde el corazón.
Su poder radica en las vibraciones, no importa si cantas precioso o si tienes la peor entonación. Lo importante es que percibas cómo vibran en ti. Así que no te preocupes por cómo te escucharán otros, no es un concierto; sólo importa cómo te escuchas tú.
En los antiguos textos se dice que al enunciar o cantar un mantra se produce una alineación universal basada en la comprensión de su sentido. Por eso es buena idea que consultes su significado y a quién o qué están dedicados.
Los mantras de la tradición yogui suelen estar en sánscrito, un idioma con sonidos que a veces son casi indescifrables. Si te distraes tratando de seguirle la pista, medita con sus traducciones al español o elige mantras de una sílaba, como OM.
NAMASTE.