Últimamente, el amor propio es un tema que está de moda; todas mis redes sociales están llenas de ese tema, mis pacientes llegan diciéndome cosas como: “Lore, mi problema es que me falta amor propio”. 

Y si les soy muy honesta, a pesar de que es un tema que trabajo y que inclusive en Evolución Terapéutica tenemos un taller al respecto (que está bien chulo, por cierto), aún me falta mucho por saber de él,  de cómo funciona, de qué es a lo que se llama amor propio y, sobre todo, cómo se ve el amor propio.

Por eso, esta vez me gustaría platicarte acerca de lo que he descubierto, tanto en mí como en mis pacientes, para que puedas empezar a dar pequeños pasos para enamorarte de ti. 

Tenemos la idea de que tener amor propio y amarnos a nosotros mismos viene de la mano con un montón de cosas, pero, al menos en mi experiencia, no suele suceder así. Por ejemplo, puedo creer que el día que tenga amor propio va a ser el día que me deje de importar lo que la gente crea u opine de mí; esta idea surge de que, claramente, si yo me amo a mí y veo todo lo increíble que soy, no debería afectarme lo que la gente piense o diga. 

Pero, te tengo una noticia, yo nunca he conocido a alguien que auténticamente esté en ese punto. Esto se debe a que, simple y sencillamente, somos animales de manada; es decir, literalmente, una de las principales necesidades del ser humano es tener una manada a la cual pertenecer: un grupo de personas del cual formar parte, ya sea familia, amigos, compañeros de trabajo, pareja, etcétera. 

Es por eso que es muy difícil que realmente no nos importe lo que la gente piense, ya que la sensación que eso provoca es que nuestra pertenencia a determinado grupo podría estar en riesgo. Sentimos que, si hacemos tal o cual cosa, quizá la gente se va a alejar o nos va a juzgar, y entonces nos quedaríamos sin un grupo al cual pertenecer. 

Una vez que tenemos esto claro, puedo decir que la diferencia entre tener o no amor propio es cuando permites que el miedo al juicio, la vergüenza o por el “qué dirán” te controlen y provoquen que dejes de hacer ciertas cosas, porque en lugar de actuar, te sientas a esperar a que eso algún día desaparezca.

Pero eso nunca va a cambiar; la gente siempre tendrá una opinión que dar o un juicio que emitir, y nunca vas a poder dar gusto a todos. Así que, yo te invito a que con todo y eso hagas lo que deseas; con todo y el miedo a lo que van a pensar o decir, y el temor a sentir que te van a juzgar, date permiso de hacer las cosas que son importantes para ti. 

Por supuesto, esto no significa que te va a dejar de importar lo que los demás piensan, ya que eso simplemente te hace humano, pero el punto es que no dejes que eso te limite ni te detenga. 

Otra de las cosas que esperamos que pase el día que tengamos amor propio es que todo lo desagradable o negativo que sentimos respecto a nosotros mismos se irá. Es decir, tenemos la idea de que sentir que no somos suficiente, sentirnos pequeños, no valiosos, tontos, feos, etcétera, van a desaparecer como por arte de magia con el amor propio, y entonces solamente nos sentiremos importantes, suficientes, valiosos, guapos, etcétera.

Pero te tengo otra mala noticia… eso tampoco sucede. El problema con esto es que si estamos esperando a que esas sensaciones se vayan para que entonces podamos decir que ya nos amamos, nos vamos a quedar toda la vida diciendo que no tenemos amor propio. 

Las emociones son sabias y si están ahí es por algo, porque por más que queramos quitárnoslas (porque sí, sé que a veces no se sienten bonito), ahí estarán; pero si, en vez de luchar contra ellas o reprimirlas, aprendemos a sentirlas y escucharlas, podemos entonces usarlas a nuestro favor. 

Finalmente, otro punto que creemos que significa tener amor propio es amarnos y aceptarnos en nuestra totalidad; pero yo te invito a que hagas lo siguiente: piensa en tu pareja o en tu mejor amigo o amiga y pregúntate si realmente amas absolutamente todo de esa persona.

Probablemente la respuesta sea que no, ya que es normal que haya cosas de esa persona que no te gusten del todo, pero eso no significa que no la ames ni que no quieras estar cerca de ella. 

Lo mismo sucede con nosotros mismos. Se vale que haya cosas de nosotros que no nos gusten, habrá algunas inclusive que deseemos cambiar y está bien, muchas veces incluso es necesario cambiar para ser mejor y crecer.  También habrá aspectos de nosotros que no les gusten a los demás, pero eso no significa que seamos menos valiosos o que no tengamos derecho a ser amados, ya que así, imperfectos, como somos, somos dignos de ser amados.  

El amor propio es todo un camino de vida, y yo no creo que llegue un punto en el que de pronto ya tengas amor propio al 100%; pues siempre hay altibajos y así como habrá momentos en tu vida en el que te sentirás mejor contigo mismo, habrá otras veces que será más difícil y deberás esforzarte más. Pero finalmente eso es lo bonito de la vida, que no siempre es todo igual. 

Espero este texto te haya hecho reflexionar acerca de tu amor propio y que puedas empezar a notar qué te pasa con ese tema, qué te pasa con la posibilidad de amarte o qué sientes que será distinto el día en que ya tengas amor propio, ya que son planteamientos que te pueden ayudar mucho para ir dando pasitos en este terreno tan importante. 

¡Nos leemos la próxima!

Lorena, de Evolución Terapéutica.

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