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¿Introversión o ansiedad social? Conoce sus similitudes y diferencias

Junio 03, 2021

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Características de la introversión y la ansiedad social, y sus diferencias

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  • Recomendaciones para evitar la ansiedad al socializar

Al pensar en una persona introvertida, lo más probable es que llegue a tu mente alguien solitario, tranquilo y silencioso, que prefiere quedarse en casa antes que salir de fiesta o estar en lugares concurridos. Y sí, en gran medida, esa definición es real. 

 

Los introvertidos son las personas que suelen estar a gusto con su soledad y necesitan de ella para recargar su energía, mientras que sienten que su energía baja al estar rodeados de muchas personas. 

 

Los introvertidos aman las conversaciones profundas y significativas. Son hogareños a los que les encanta embellecer sus casas, cuidar a sus mascotas y plantas, y convivir con las personas que aman. 

 

Muchas veces, la introversión se confunde con ansiedad social, porque en ambos casos se prefiere la soledad y se evitan las reuniones grandes o las multitudes; sin embargo, las razones detrás de esa preferencia por estar solo son diferentes en cada caso.

 

¿Qué es la ansiedad social?

La ansiedad social es el miedo que algunas personas experimentan ante las situaciones sociales, porque sienten que no son lo suficientemente competentes y tienen la percepción de que todos los demás los evalúan (y juzgan) todo el tiempo, tanto en apariencia como en comportamiento. 

 

Entonces, ese temor lleva a las personas que lo sienten a evitar las situaciones que lo desencadenan; esto, a su vez, hace que cada vez se sientan más impotentes con sus habilidades sociales, y cuando se encuentran en un entorno en el que deben interactuar con otros, suelen juzgarse a sí mismos sin piedad. 

 

Eso es la ansiedad social; ésta hace que las personas no quieran socializar, para evitar sentir ese miedo y ese juicio, tanto propio como el que imaginan que reciben de los demás.

 

Diferencias entre introversión y ansiedad social

Ahora que están claros los conceptos de alguien introvertido y alguien que padece ansiedad social, éstas son las principales diferencias entre ambos:

 

1. Un introvertido se queda en casa porque le encanta disfrutar de su soledad; una persona socialmente ansiosa lo hace por evitación. 

El introvertido se llena de energía al estar en su hogar, al hacer cosas por su cuenta y disfrutar de su soledad. Sin embargo, de vez en cuando disfrutan de convivir e interactuar con personas cercanas y significativas. 

En cambio, la persona con ansiedad social se encarcela en casa, no por gusto, sino porque quiere evitar ese miedo que le da la interacción, debido a sus inseguridades.

 

2. Las personas socialmente ansiosas se juzgan constantemente a sí mismas, a diferencia de los introvertidos, que se aceptan y disfrutan de su propia compañía.

Un introvertido que se siente cómodo consigo mismo no se cuestiona a sí mismo cuando habla con otros, de modo que es capaz de sostener conversaciones profundas y significativas libremente. A veces pueden pensar antes de hablar o reflexionar sobre lo que dijeron, pero no se obsesionan con eso ni se sienten mal por su “desempeño social”. 

Si bien una persona socialmente ansiosa también puede mantener tales conversaciones, la diferencia es que en el proceso siempre se juzga a sí misma y busca cada error que haya cometido, ya sea real o imaginario. Además, esos errores que encuentra suelen dar vueltas en su mente durante mucho tiempo, lo cual crea culpas y autorreproches. 

 

3. La introversión es un tipo de personalidad, mientras que la ansiedad social es un desafío para la salud mental.

La introversión es parte de tu personalidad y no es buena ni mala, simplemente es parte de ti y no tienes por qué desear cambiarla. Es la forma en que conectas con los demás y contigo mismo, es la forma en la que te desenvuelves, es algo que te distingue y te hace ser quien eres; incluso puede ser algo que te ayude a brillar. 

La ansiedad social, por otro lado, es como estar en una jaula, donde estás contra tu voluntad, pero al mismo tiempo sientes que eso es más seguro que estar afuera. La soledad y el aislamiento que implica la ansiedad social, lejos de llenarte de energía como lo hace la soledad de la introversión, es algo que te debilita; es un desafío de salud mental que agota tu energía, confianza y tiempo. 

 

Cómo aliviar los efectos de la ansiedad social 

1. Toma los hábitos de socialización de los introvertidos

Socializar no significa que tengas que estar en medio de tumultos o multitudes, ni tienes que hacerlo con quienes no te sientas a gusto. Tienes el poder de elegir dónde y cuándo socializar; justo como lo hacen los introvertidos, que son selectivos con las personas a las que dedican su tiempo. Además, trata de tener conversaciones profundas con una o dos personas con quienes te sientas bien, en lugar de hablar cosas triviales con extraños o gente que te causa incomodidad.

 

2. Socializar sin temor requiere de práctica

Cuando empiezas a socializar a pesar de tu ansiedad, puede ser una experiencia difícil y  dolorosa; puede que dudes de ti y pienses que es mejor no hacerlo. Pero lo cierto es que debes confiar y tener la certeza de que con el tiempo te será más fácil, pues adquirirás más seguridad en tus interacciones. En ese proceso, sé amable y compasivo contigo mismo y ve poco a poco; no se trata de cambiar de la noche a la mañana, sino de tener cambios pequeños y paulatinos, pero duraderos. 

 

3. Programa tiempo para ti

La resaca introvertida es real; es ese bajón de energía que los introvertidos sienten después de socializar, y que se calma al volver a la paz de la soledad. A quienes viven con ansiedad social puede ocurrirles lo mismo, así que procura tener siempre tiempo disponible sólo para ti. Haz una lista de cosas que te ayuden a restablecer tu energía y a sentirte mejor cuando estás abrumado, y procura hacerlas parte de tus rutinas.

 

4. Respira y relájate

Cuando te encuentres en una situación social que te produzca, estrés, ansiedad o te haga sentir abrumado, haz una pausa, aléjate un momento de todo y respira tres veces, hazlo por la nariz, de forma lenta y profunda. Esto te ayudará a relajarte y a quitar tu atención de lo que te estresa, traerá tu mente al momento presente para así evitar que te juzgues o pienses demasiado. Además, puedes practicar ejercicios de respiración consciente en la mañana y en la noche para calmar la ansiedad y relajar tu mente.

 

5. No te obsesiones con lo que puedan pensar los demás

Para evitar la ansiedad, debes ser consciente de que la gente no está todo el tiempo al pendiente de ti y no siempre juzgan lo que haces, dices o cómo te comportas al interactuar. Es más, puede que quienes te rodean también experimenten cierto estrés o ansiedad al relacionarse. Así que no te obsesiones en pensar en lo que puedan opinar de ti o si te van a juzgar por tal o cual cosa; mejor enfócate en ser tú mismo, actúa con naturalidad y mantente presente en el momento y las conversaciones. 

 

Imagen de portada: Freepik


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