La sociedad proyecta que para ser feliz, exitoso, poderoso, respetado y ganar la confianza de otros, necesitas tener una carrera profesional exitosa, ganar mucho dinero, tener un par de coches (por lo menos) y claro, ser dueño de tu casa. A todo esto le puedes agregar poseer los gadgets y demás objetos tecnológicos en tendencia, no querrás quedarte atrás. La noción de que eso es la felicidad se te programa desde temprana edad. En el fondo, sabes que no es verdad: acumular cosas para llenar vacíos emocionales y espirituales nunca será suficiente. Buscar fuera continuamente, te aleja cada vez más de tu verdadero hogar. Todo lo que necesitas ya está en ti.
Aunque es poco común encontrarte en una situación en la cual te despojas de todas tus cosas como en una mudanza de país –cuentas por pagar, casa y medio de transporte–, puedes intentar hacerlo poco a poco. Suelta todo aquello que no necesitas, te darás cuenta de que las cosas materiales imprescindibles en tu vida son realmente muy pocas. Cuando dejas ir la necesidad de acumular posesiones, podrás aprender que:
¡Inténtalo! Comienza con una limpieza profunda de tu casa, dona lo que ya no usas y simplifica. Después vendrán otras formas de soltar, por ejemplo, las relaciones que no te aportan nada, las situaciones que ya no te sirven y, en general, las energías que no te impulsan a vibrar más alto.