En México, desafortunadamente no existe un registro de pacientes con enfermedad renal crónica (ERC); sin embargo, de acuerdo con el doctor José Ernesto López Almaraz, nefrólogo del Centro Médico ABC, se estima que existen más de 10 millones de mexicanos con algún grado de afección en el riñón, lo que representa aproximadamente el 10% de la población.

Las principales causas de la enfermedad renal crónica son diabetes mellitus, obesidad e hipertensión arterial, en más del 50%; otras condiciones que pueden llevar a esto son enfermedades propias del riñón como las glomerulonefritis (enfermedades que ocasionan inflamación en el riñón) o enfermedades reumatológicas, como el lupus eritematoso, que deterioran de manera progresiva la función renal.

Existe evidencia que el bajo consumo de agua puede contribuir al desarrollo y progresión de la enfermedad renal crónica. Un número importante de mexicanos evita o disminuye el consumo de este líquido y los sutituye, en muchas ocasiones, por una ingesta excesiva de bebidas carbonatadas y refrescos que tienen un alto contenido de minerales como el sodio y ácido carbónico, que provocan que el riñón trabaje más para eliminar las toxinas, lo cual contribuye de forma importante al daño renal.

Un problema significativo de este padecimiento es que en la mayoría de los casos los pacientes acuden en etapas muy avanzadas, es decir, cuando ya requieren diálisis.  Desafortunadamente, no hay un diagnóstico temprano de la enfermedad renal crónica que permita modificar el curso de este padecimiento. Por otro lado, entre más factores de riesgo haya, el problema es mayor y puede haber un deterioro más rápido hasta llegar al inicio de la diálisis.

En etapas avanzadas de la enfermedad renal crónica, cuando la capacidad del riñón de filtrar toxinas está por debajo del 15%, es cuando se puede requerir terapia de reemplazo renal, como hemodiálisis o trasplante, para poder mantener una buena calidad de vida.  El doctor López estima que en México hay cerca de 200 mil personas que se encuentran en esta etapa, pero sólo la mitad tienen acceso a este tipo de tratamiento.

Para la enfermedad renal crónica la prevención es la mejor solución, por lo que es necesario educar a la población en general, a los médicos no especialistas y a quienes definen las políticas de salud sobre la importancia de tener una detección temprana para modificar los factores que puedan llevar a requerir diálisis, hemodiálisis o trasplante.

Ante el panorama, el doctor José Ernesto López Almaraz ofrece consejos para ayudar en la prevención:

• Conocer los grupos de riesgo: pacientes con diabetes, hipertensión, obesidad, antecedentes familiares de ERC y enfermedades que puedan impactar al riñón.

• Una evaluación anual de la salud renal riñón.

• Consumo adecuado de agua: evitar bebidas carbonatadas y sodio en la dieta para impedir que el riñón sea susceptible a hipertensión arterial.

• Estilo de vida saludable: realizar ejercicio aeróbico 30 minutos al día, 5 días a la semana.

• En personas fumadoras que ya tienen daño renal, suspender el tabaco, pues empeora la velocidad con la que se deteriora el riñón.

• Cuando se detecta ERC, dar tratamiento para evitar la progresión.

• Exámenes de sangre: la química sanguínea sirve para saber que tanto filtran los riñones. La búsqueda intencionada de proteínas en la orina ayuda a detectar la ERC en etapas tempranas. 

• Evitar la automedicación, ya que el abuso de antinflamatorios y los antibióticos ponen en riesgo la función de los riñones.