Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 4.5% de los niños de entre 0 y 4 años de edad, así como el 26% de los que tienen entre 5 y 14 años, requieren de algún servicio optométrico. Los errores refractivos como la miopía, la hipermetropía y el astigmatismo, por lo general podrían pasar desapercibidos en los primeros años de vida, a pesar de las significativas implicaciones para el niño que los padece. 

Aunque la mayoría de las veces los menores no usan lentes correctivos, un niño puede presentar miopía desde los 5 o 6 años. Además, la propensión a la miopía hereditaria es superior a la de padres sin este padecimiento: la probabilidad de desarrollar la enfermedad se duplica si papá y mamá tienen esta condición visual.

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Los errores refractivos se presentan principalmente en la edad escolar, etapa en la que los niños comienzan a realizar actividades como la lectura, la escritura y el aprendizaje. Cuando estos problemas no son detectados a tiempo, pueden afectar el desarrollo social y académico del menor y tener como resultado un bajo rendimiento escolar.

La detección de los padecimientos visuales se vuelve difícil para los padres de familia ya que, de acuerdo con una investigación realizada por el Instituto Politécnico Nacional, de los alumnos que fueron estudiados una gran parte ignoraba, al igual que sus padres, la presencia de problemas refractivos.

La optómetra Norma Orozco, de Devlyn, explica que "es de vital importancia que los padres estén al pendiente de algunas señales de alerta que indican que un niño puede tener alguna dificultad visual como la miopía o el astigmatismo".

De ser detectado a temprana edad, esto puede corregirse fácilmente mediante el uso de lentes de armazón o de contacto. Algunos signos de alerta son: ojos rojos después de leer o escribir, dolor de cabeza, entrecerrar los ojos para enfocar y acercar o alejar mucho los objetos para verlos.

Si se detecta alguno de estos síntomas, se debe acudir con el optómetra para la realización de un examen visual completo, ya que su corrección mediante el uso de auxiliares visuales es uno de los tratamientos más sencillos y eficaces. "Cualquier paciente, sin importar la edad, puede utilizar lentes de contacto y pueden adaptarse a niños, brindándoles mejor calidad de vida y la posibilidad de combinarlos con sus anteojos", concluye Norma Orozco.

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