El incienso está hecho de materiales naturales que se pueden quemar para crear un humo aromático y fragante. Se usa principalmente para aromatizar y con fines espirituales y esotéricos.

Al igual que cualquier humo, el del incienso es inhalado por las personas que se encuentran donde éste se quema. Pero, ¿el que desprende el incienso es dañino para la salud al igual que otro tipo de humo, como el del cigarro?

Como ya se dijo, el incienso generalmente está hecho de materiales principalmente naturales aromáticos, como salvia, resinas, aceites, madera y otros. Estos elementos se combinan con otros materiales para mejorar su fragancia, capacidad de combustión y para mantener unidos los materiales de la mezcla de incienso.

El humo liberado por esta combinación de ingredientes está pensado para tener un olor agradable, pero también puede contener partículas que se inhalan fácilmente (hidrocarburos poliaromáticos, benceno y carbonilos).

Esto significa que inhalar el humo del incienso puede tener posibles impactos en la salud, y algunas investigaciones recientes respaldan esta idea, ya que se ha encontrado que inhalarlo durante períodos prolongados puede afectar la salud respiratoria. 

Esto no significa que el humo del incienso cause por sí mismo enfermedades, sino que la exposición prolongada al mismo incrementa el riesgo de adquirirlas.

Principales riesgos para la salud por el humo del incienso

Un estudio realizado en 2009 confirmó que algunas de las partículas presentes en el humo del incienso eran cancerígenas, es decir, pueden aumentar el riesgo de padecer cáncer en el sistema respiratorio.

Además, el humo del incienso contiene elementos que son irritantes. Esto significa que podría conducir a una serie de enfermedades respiratorias, como el asma, y ocasionar síntomas similares a los asmáticos, como las sibilancias. 

Otros estudios realizados en animales sugieren que el humo del incienso también puede provocar inflamación crónica en órganos como los pulmones y el hígado. Dicha inflamación fue causada por el cuerpo que procesaba las partículas en metabolitos, lo que también causó estrés oxidativo.

Los compuestos en el humo del incienso también pueden afectar el metabolismo. Un estudio en ratas mostró que afectaba negativamente el metabolismo y el peso: causó una notable pérdida de peso y redujo los niveles de colesterol bueno.

Y también se ha asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardiaca. En un estudio realizado con más de 60 mil personas de Singapur, se encontró que la exposición a largo plazo al incienso en el hogar se relacionó con muertes por causas cardiovasculares. Los investigadores creen que esto también puede estar relacionado con los efectos del humo sobre el metabolismo.

¿Qué hacer al respecto?

La Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos hace énfasis en que quemar incienso puede aumentar los riesgos de ciertos problemas de salud. Este es especialmente el caso si se hace en interiores, donde es más probable que se inhale humo.

El incienso no se considera oficialmente un riesgo importante para la salud pública, pero puede afectar el bienestar de las vías respiratorias, en especial en aquellas personas más sensibles al humo en general, como quienes padecen alergias.

Por ello, aunque no lo evites por completo, lo ideal es reducir el uso de incienso, sobre todo en espacios cerrados. Abrir las ventanas durante o después de usarlo es una forma de reducir la exposición a su humo.

Puedes usarlo de vez en cuando, sólo por un rato, por ejemplo, durante los minutos que dura tu meditación, y no dejarlo hasta que se consuma toda la varita. 

Si quieres que tu casa u oficina tengan un aroma agradable sin necesidad de utilizar incienso, puedes usar aromatizantes naturales como los que se mencionan en esta nota, o un difusor de aceites esenciales, el cual también te puede ayudar en tus sesiones de meditación o para realizar prácticas espirituales.

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Con información de Healtline