El estrés es un estado constante para muchas personas y para la mayoría es algo normal que han adoptado como parte de un estilo de vida. Es necesario conocer las causas y los síntomas de este mal para ganarle la batalla, especialmente cuando es un mal silencioso. Vivir con estrés se vuelve algo común, algo tan habitual que quien lo padece ya no lo nota y se acostumbra a vivir con las consecuencias que tiene en la rutina y la salud.
Hay dos niveles en los que el estrés impacta directamente en el cuerpo. El primero de ellos es emocional o psicológico; el segundo, físico. Para poder actuar y mejorar cualquiera de estos dos aspectos, lo primero que puedes hacer es identificar el problema.
Hay veces en que lo que te causa mayor estrés es algo que tiene una solución sencilla. Si no es el caso o si aun sin esa fuente de estrés notas que te afecta, enfócate en resolver los síntomas que se presentan.
Puedes hacerlo de varias maneras, las más efectivas son las que tienen que ver con tus hábitos. La inflamación, la pesadez y el cansancio, que son los síntomas relacionados con la mala digestión provocada por el estrés, pueden resolverse con un ligero cambio en tu alimentación.
La mejor manera de liberarte de estas molestias es con el aumento de fibra. Consume más productos (con fibra de salvado de trigo, por ejemplo) e ingredientes que la contengan; además, si tu problemas es la ansiedad y te refugias en los alimentos, la fibra te ayudará a sentir satisfacción.
A la par de incorporar fibra en tu vida diaria, puedes contrarrestar los demás síntomas del estrés con otros hábitos saludables que además de ayudar a relajarte, pueden mejorar tu digestión.
Foto de portada: Pexels