Mindfulness es un término en inglés que se traduce como "atención plena" y puede describirse como un "estado temporal de no juicio, no reactividad, de atención y conciencia centrada en el presente".
Hoy, las corrientes psicológicas que aplican esta conciencia incluyen ejercicios e intervenciones basados en meditación, respiración, aprendizaje experimental, movimientos corporales y mucha relación con las emociones del ser humano. La experiencia del mindfulness también puede aplicarse a uno de los fenómenos más importantes para la vida: la nutrición.
El midfulness y el mindful eating se han utilizado como parte de tratamientos para combatir enfermedades como depresión, trastornos de la conducta alimentaria o enfermedades crónico-degenerativas. "Por lo tanto, mindful eating es desarrollar todas las habilidades de la conciencia en torno a poder cambiar los hábitos de alimentación de manera positiva", señala Marien Garza, miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition. La nutrióloga comenta:
Identificar nuestros propios pensamientos y reacciones es un paso importante para crear la oportunidad de cambio, en particular cuando se trata de nuestra relación con la comida y la alimentación. A partir de estas definiciones, podemos darnos cuenta de que la nutrición intuitiva no se trata de una dieta o régimen especial a seguir, ya que no se enfoca en los alimentos o productos que comemos, sino en la manera en la que los comemos.
Comer mientras haces múltiples actividades ajenas a la alimentación (ver televisión, trabajar, manejar, usar dispositivos electrónicos, comer en el escritorio de trabajo), comer en exceso o dejar de comer son prácticas que impiden seguir una nutrición intuitiva.
"Cuando se trata de comer, el ser intuitivos puede significar diferentes cosas. Por ejemplo, poner plena atención a las propiedades sensoriales de los alimentos, agudizar el sentido del gusto y el olfato y ser muy receptivos a ellos", dice Garza.
La especialista señala que también es muy importante enfocarse en las señales de hambre y saciedad, para identificar los estímulos internos y externos (pensamientos, sentimientos o sensaciones corporales) que provocan comer o el deseo de comer. Pregúntate: ¿de qué tiene hambre tu vida?, como frecuentemente lo hace la nutrióloga y psicoterapeuta Ana Arizmendi, una de las autoridades en el tema de nutrición intuitiva en México.
De esta forma, "desarrollar el hábito de prestar atención al hambre y la saciedad es muy importante, reconocer cuando el hambre es emocional, más que física", señala Garza. "Practicar hábitos de presencia completa frente al acto de comer, y de disfrutar nuestros alimentos, para poder relacionarnos mejor, con identificar la expresión del cuerpo que manifiesta que ya quiere comer o que ya está satisfecho".
Hay diferentes tipos de hambre: visual, nasal, bucal, estomacal, de la mente y del corazón. La especialista en nutrición señala que para nutrirse con conciencia el hambre del corazón es esencial, pues implica que cuando te encuentres frente a alimentos reconfortantes para ti siempre descubras una historia cálida con sentimientos de conexión, amor y compañía.
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