El fin de la Jornada Nacional de Sana Distancia se acerca y a partir del 1o de junio, diversas regiones del país empezarán a retomar las actividades no esenciales que hasta ahora habían estado detenidas. Este proceso se realizará de forma paulatina, conforme las autoridades sanitarias lo indiquen para las diferentes ciudades. 

Esto implica la reapertura de lugares públicos, empresas, establecmientos y demás sitios en los que se suelen reunir grupos considerables de personas, así que será muy importante seguir con las medidas de higiene y prevención que hasta ahora se han realizado.

Estas nuevas medidas de prevención han adoptado el nombre de “nueva normalidad” e implican ciertos cambios en los hábitos cotidianos, como el uso de cubrebocas en los espacios públicos, mantener la sana distancia en los lugares donde se reúnan varias personas y usar gel antibacterial constantemente. 

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Para llevar esta nueva normalidad de la forma más saludable posible, te pueden ayudar las siguientes recomendaciones.

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La cuarentena hizo que la movilidad disminuyera alrededor de un 70%, lo cual ha contribuido a aumentar el nivel de estrés en las personas que han pasado la mayor parte de este tiempo en confinamiento. 

Para contrarrestar este estrés y prevenir la ansiedad y la depresión, lo que se recomienda es hacer ejercicio diariamente, incluso sin salir de casa. La actividad física te ayudará a lidiar de mejor manera con todos los cambios que se avecinan, para que puedas tomarlos con calma y adaptarte a ellos más fácilmente. 

Duerme bien

Uno de los problemas que llegaron o aumentaron con el confinamiento fueron los cambios en los hábitos de sueño, pues ya sea por insomnio, estrés, ansiedad o simplemente porque sabían que no debían levantarse temprano al día siguiente, muchas personas han dormido poco y mal en estas últimas semanas. 

Dormir bien y hacerlo durante el tiempo suficiente (alrededor de 8 horas) es importante para la salud física, emocional y mental, porque durante el sueño el organismo realiza diversos procesos en los que se regulan y metabolizan diferentes hormonas que permiten estabilidad biológica necesaria para la vida, el desarrollo y el aprendizaje.

Para aminorar los efectos negativos de la falta de sueño, es necesario que empieces a restablecer tus rutinas y horarios. Aunque sigas en casa un tiempo más, organiza una agenda con horarios para despertar, asearte, consumir tus alimentos, realizar labores del hogar, actividad física y dormir. Y si trabajas en casa, es importante que establezcas un horario como el que manejabas en la oficina y que respetes tus días de descanso al desconectarte y dedicarlos a actividades recreativas o lúdicas.

Aliméntate bien 

Además de los hábitos de sueño, los hábitos alimenticios también han cambiado durante la cuarentena. Muchos comen a deshoras, se saltan comidas, comen alimentos pobres en nutrientes y con demasiados carbohidratos y azúcares, o asaltan la alacena a mitad de la noche. Es hora de revertir todo eso y retomar el buen camino en cuanto a alimentación. 

Recuerda que una alimentación saludable y equilibrada es la base para tener un sistema inmunológico fuerte, lo cual es muy necesario en esta época de pandemia. Evita los alimentos procesados y prefiere una alimentación natural; en lugar de llenar tu despensa de enlatados ve al mercado y compra verduras y frutas, prepara tu comida con poca grasa y con nutrientes equilibrados y variados. Y no olvides mantenerte bien hidratado.

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Acepta los cambios y adáptate a ellos

Los cambios siempre son difíciles y muchas personas presentan resistencia a ellos. Y sí, las normas y restricciones que implica la nueva normalidad serán duras de seguir al inicio. Pero de nada sirve que te amargues la vida al quejarte y enojarte por ello. Piensa que es algo temporal y que a fin de cuentas es por tu bien, para cuidar de tu salud, la de tus seres queridos y la de todos.

Así que procura mantener una buena actitud, aleja de ti las quejas y el enfoque negativo de toda esta situación. Respeta las normas y trata de adaptarte a ellas de la mejor manera. Y si está en tus manos, ayuda a otras personas a fluir mejor con los cambios; a tus hijos por ejemplo, a tus amigos o compañeros de trabajo… quizás puedas ayudarle a alguien a enfrentar mejor esta etapa y, al mismo tiempo, te ayudarás a ti a ver la situación desde un ángulo más positivo.

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