Principal

La responsabilidad afectiva y su papel en las relaciones saludables

Junio 09, 2021

Time

Menos de 6 minutos de lectura

¿Qué vas a aprender con esta nota?

  • Check
  • Qué es la responsabilidad afectiva y cómo aplicarla en tus relaciones

¿Has escuchado hablar de la responsabilidad afectiva? Se trata de un concepto que ha ganado popularidad recientemente y que es un componente importante para lograr tener relaciones saludables en todos los ámbitos: amistad, pareja, familia, trabajo, etcétera.

 

Para comprender mejor de qué se trata todo esto, piensa un poco en lo que te gustaría tener en las relaciones que mantienes en los diferentes ámbitos de tu vida; es muy probable que a tu mente lleguen ideas como: respeto, empatía, cuidado, cariño, honestidad, sinceridad y una buena comunicación

 

Pues bien, todos esos conceptos forman parte de la responsabilidad afectiva, la cual significa ser claros, respetuosos y empáticos con lo que pueda sentir el otro respecto al vínculo que ha generado contigo. Es hacerte responsable por las emociones y expectativas que tus actos y palabras generen en esa persona. Además, implica ser ser claro y coherente con tus emociones, intenciones, palabras y acciones.

 

Para mantener relaciones basadas en la responsabilidad afectiva, debes ser consciente que toda acción y toda palabra tendrá una consecuencia; por lo que debes ser muy claro respecto a lo que sientes y establecer siempre, desde el comienzo de la relación, los límites que sean saludables para ambas partes.

 

Ejemplos de responsabilidad afectiva

Actuar desde la responsabilidad afectiva en el entorno laboral implica ser honesto y decirle de forma amable, empática y respetuosa a una persona que aplica a una vacante que no cubre el perfil que busca la empresa, en lugar de darle una retroalimentación positiva y alimentar falsas esperanzas, cuando en realidad no se quedará con el puesto. 

 

También aplica cuando se le hace ver al otro sus errores o áreas de oportunidad en el trabajo, desde el respeto y la empatía, en lugar de hacerle creer que siempre está todo bien.

 

En el caso de las relaciones de pareja, eres responsable afectivamente cuando eres honesto con tus emociones, con lo que sientes por la otra persona, cuando dejas claro hasta dónde estás dispuesto a llegar en la relación (por ejemplo, si será algo formal o no, si verán a otras personas mientras salen, etcétera) y con lo que estás dispuesto a dar en ella.

 

En el entorno familiar y amistoso actúas con responsabilidad afectiva cuando eres honesto respecto a lo que dices y lo que en verdad estás dispuesto a hacer o hasta dónde te vas a comprometer; por ejemplo, cuando cumples con lo que prometes. No eres responsable afectivamente cuando quedas en ir a una reunión y cancelas a última hora o simplemente no te apareces; o cuando prometes ayudar a alguien o acompañarlo a algún lugar, y al final te desentiendes y no lo haces.

 

El problema con esto es que se suele pensar que el tipo de acciones descritas son inofensivas y que no afectan a la otra persona, pero según el tipo de personalidad y carácter del que se trate, habrá cosas que molesten o lastimen a los otros. Así, la falta de responsabilidad afectiva puede dañar poco a poco las relaciones, al terminar con la confianza

 

¿Cómo ser responsable afectivamente?

Los siguientes son los puntos principales que deben estar presentes en una relación basada en la responsabilidad afectiva.

 

Comunicación asertiva. En toda relación, es muy importante que expreses de la manera más clara y honesta posible (siempre con respeto y empatía) lo que quieres, lo que esperas de la relación, lo que sientes, lo que te agrada, lo que te molesta, etcétera. Esto es clave para prevenir y superar conflictos.

 

Establecimiento de acuerdos y límites. Es necesario dejar claro, a través del diálogo sincero y la negociación, lo que está permitido y lo que no, así como los límites que cada uno está dispuesto a tolerar. De este modo se evitan conflictos innecesarios y se pueden solucionar de la mejor manera los que se lleguen a presentar.   

 

Evitar las relaciones unilaterales. En una relación saludable y basada en la responsabilidad afectiva no debe haber lugar para el egoísmo. Se debe tener muy claro que una relación, sea del tipo que sea, es siempre de dos y lo que ambos piensan y sienten es importante. Aquí es vital la empatía, para poder ponerte en el lugar del otro, comprender sus necesidades, su sentir y su forma de actuar.

 

Aceptar que toda relación tiene sus complicaciones. Ninguna persona es perfecta y, por lo tanto, ninguna relación lo es. Por eso, es necesario comprender que, inevitablemente, habrá momentos complicados, que no significan el fin del mundo (ni de la relación). Cuando un problema se presenta, lo mejor es actuar con responsabilidad y afrontarlo por medio de la comunicación y con base en los acuerdos y límites previamente establecidos.

 

Toda acción tendrá una consecuencia. Debes ser consciente de que cualquier palabra y acción van a producir una reacción en la otra persona; por ello, es indispensable que te guíes por la honestidad y la autenticidad, que aprendas a expresar claramente tus emociones y tus límites, y que antes de hacer o decir algo, te cuestiones de qué manera eso afectará a la otra persona y las consecuencias que podría tener en la relación. 

 

Finalmente, no pienses que la responsabilidad afectiva se trata de actuar de manera perfecta, porque eso es algo imposible. Más bien, se trata de actuar y hablar con empatía, honestidad y respeto; de establecer acuerdos y límites sanos mediante el diálogo; y de aprender a ser responsables ante los problemas y conflictos, asumir sus consecuencias y buscar una solución adecuada para las partes involucradas.

 

En pocas palabras, el objetivo de la responsabilidad afectiva es cuidar del otro para evitarle el dolor o sufrimiento innecesario; implica hacerte cargo de lo que podrías ocasionar en los demás a través de tus actos y palabras.

 

Imagen de portada: Freepik


Comment

Up

¿No tienes una cuenta? Registrate aquí

Seacrh