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Así viví 1 mes sin redes sociales

Julio 02, 2018

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En México, las personas dedican un promedio diario de 8 horas para conectarse a Internet. De ese tiempo, alrededor de 3 horas se utilizan para revisar las diferentes redes sociales, entre las que Facebook está a la cabeza, con un mayor número de usuarios y más tiempo de navegación.

 

Cuando vas por la calle, no es nada raro ver a la gente con la mirada clavada en la pantalla de sus celulares. Quizás tú mismo lo hayas hecho alguna vez para "matar el tiempo", hacer menos largas las esperas, o simplemente porque no puedes estar tranquilo mientras ves el ícono que muestra las notificaciones sin revisar.

 

Ante este panorama actual y al hablar de la creciente costumbre de usar las redes sociales todo el tiempo y en cualquier lugar, en una junta editorial de Harmonía a alguien del equipo se le ocurrió que podríamos hacer el reto de dejar de usarlas durante 1 mes, para después escribir acerca de la experiencia. Así que decidí realizarlo, y aquí te cuento cómo me fue.

 

Es posible vivir 1 mes sin redes sociales

Las redes sociales que aplican para el reto son Facebook, Instagram y Twitter, que se encuentran entre las cinco más utilizadas en México y además son en las que tengo una cuenta. De ellas, la que más uso es Facebook.

 

El reto fue dejar de usarlas del 1o al 30 de junio. El primer paso fue desinstalar las aplicaciones del celular y cerrar la sesión de todas ellas en la computadora, tanto del trabajo como de casa. 

 

Esto me ayudó a evitar la tentación de abrirlas o hacerlo por olvido cuando el acceso es directo y la contraseña está guardada. Ya que estamos tan habituados a ellas, muchas veces las abrimos sin pensarlo, prácticamente de forma automática.

 

Los primeros días fueron los más complicados, porque todavía tenía muy presente la costumbre de revisar el celular en busca de notificaciones o simplemente para ver qué hay de nuevo en estas plataformas. Al inicio, incluso sentí algo de ansiedad al no poder tener acceso a ninguna de ellas.

 

La primera semana me sirvió para darme cuenta de cuáles son los momentos en los que más recurro al uso de las redes sociales: al despertar, antes de dormir, cuando me siento aburrida, estresada, sin inspiración para escribir, o al no tener nada que hacer, por ejemplo, en los trayectos diarios, al esperar a alguien o al hacer una fila, y también al estar con personas con las que prefiero no hablar.

 

Además, aunque yo pensaba que usaba poco tiempo estas plataformas, al hacer este reto y hacer conscientes los momentos en los que suelo utilizarlas, caí en cuenta de que quizá sí les dedico más tiempo y atención de lo que debería. Así que este mes también fue una desintoxicación digital.

 

Con el paso de los días, se vuelve cada vez más fácil vivir sin redes sociales. Así como es sencillo acostumbrarte a ellas, también lo es perder la costumbre, sobre todo cuando empiezas a realizar otras actividades en lugar de estar pegado al celular.

 

Hacia el final del reto, ya no sentía ni la más mínima inquietud o necesidad de tener acceso a Facebook, Instagram o Twitter. Dejaron de ser parte de mi rutina. Así como mi vida transcurrió sin problemas mucho tiempo antes de que estas redes existieran, ahora sé que podría vivir perfectamente bien si dejara de usarlas.

 

Lo bueno de dejar las redes sociales

En el aspecto tecnológico, las ventajas son que la pila del celular dura mucho más y el consumo de datos se reduce considerablemente.

 

Por otro lado, el bombardeo de información que llega a través de redes sociales, en especial de Facebook y Twitter, puede ser demasiado estresante, ya que cada día aparecen nuevas noticias sobre tragedias y violencia. 

 

Muchas veces, acababa enojada o con una sensación de desesperanza después de revisar estas redes. Al dejar de tener acceso continuo a ellas mi nivel de estrés, enojo, tristeza e impotencia disminuyó. 

 

Es cierto que dejar de ver lo que pasa no significa que deje de suceder. Pero si no puedo hacer nada para cambiarlo, sí es sano para mi salud mental, emocional y física evitar que me afecte.

 

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Puesto que no tenía la opción de entrar a estos sitios, cuando me sentía aburrida, estresada o sin nada que hacer, me vi obligada a buscar otras opciones (que, en realidad, siempre estuvieron ahí, sólo que las redes sociales las habían desplazado). 

 

Por ejemplo, empecé a dedicar más tiempo a la lectura y a escuchar música, volví a preparar postres, hice limpieza en mi recámara y hasta mis perros agradecieron este reto, porque este mes he dedicado más tiempo a jugar con ellos.

 

Mis ojos tuvieron un descanso al dejar de estar más tiempo del necesario ante una pantalla, y también empecé a dormir más temprano, pues dejé de revisar estos sitios por las noches. 

 

Finalmente, lo que ciertamente no fue tan bueno de dejar de usar plataformas como Facebook, Twitter e Instagram es que dejé de enterarme de varios acontecimientos, tanto de noticias generales como de lo que hacían mis amigos no tan cercanos. Me perdí de muchos memes y hubo chistes que no entendí, pues no estaba enterada de las últimas tendencias.

 

¿Qué puedo hacer en lugar de usar las redes sociales?

Al hacer este ejercicio de apartarte por un tiempo de las redes sociales puedes hacer conscientes las situaciones que te generan cierta dependencia a ellas, lo cual te permite encontrar otras alternativas para solucionarlas.

 

Por ejemplo, si te sientes aburrido, en lugar de revisar tus redes puedes salir a caminar unos minutos, tener a la mano un libro para leer un fragmento o una revista con juegos de agilidad mental, como sudoku, crucigramas y sopa de letras, los cuales también servirán para activar tu cerebro. 

 

Para que regresen la inspiración y la creatividad, prueba con la música; elige melodías que te ayuden a concentrarte y te generen sensaciones de bienestar.

 

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Para el estrés también funciona salir a caminar, practicar cualquier tipo de ejercicio y escuchar música. Además puedes tener en tu espacio un difusor de aromaterapia y agregar aceite esencial de lavanda, que ayuda a que te relajes, o bien, puedes colocar unas gotitas de este aceite en un dije especial para aromaterapia, y así tendrás siempre cerca ese aroma relajante.

 

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Y si utilizas las redes más como medios informativos, lo que puedes hacer para no caer en un uso excesivo de ellas es entrar directamente a los sitios de tu preferencia, ver  las noticias en televisión o escucharlas en la radio (hacía mucho que no escuchaba radio, y este mes volví a hacerlo).

 

¿Las redes sociales son buenas o malas?

Al final, las redes sociales no son buenas ni malas por sí mismas, pues se trata de herramientas que te ayudan a estar comunicado, informado y entretenido. 

 

Su valor está en el uso que les das y en el tipo de contenido que eliges ver en ellas. Por ello, es importante que selecciones temas que te gusten y que te motiven, y que sigas sólo las cuentas que te ofrezcan información valiosa y relevante. 

 

Olvídate de tener cientos de amigos y contactos; quédate sólo con quienes publiquen cosas que te hagan sentir bien o te aporten algo positivo.

 

Luego de realizar este reto me doy cuenta de que, en realidad, no es necesario abandonar del todo las redes sociales para mejorar el bienestar

 

Sólo hace falta modificar los hábitos de uso, al dar prioridad a las actividades del mundo real (estar con tus seres queridos, practicar tus hobbies y ser más productivo en el trabajo, por ejemplo) y establecer límites en el tiempo que se dedica a la revisión de estos medios. Así podrás aprovechar sus ventajas y evitar los efectos adversos de sus desventajas. 

 

Y tú, ¿usas redes sociales? ¿Alguna vez las has dejado, temporal o definitivamente? Comparte tu experiencia en los comentarios.


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