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Cómo reparar un corazón roto

Julio 26, 2022

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Pasos para ayudar a sanar a tu corazón roto

La mayoría de las personas hemos tenido, al menos alguna vez, el corazón roto, no sólo por la ruptura de una relación amorosa, sino también por distintos tipos de pérdidas, como la muerte de un ser querido, o por el desencanto que ocasionan el engaño y la desilusión en diferentes tipos de relaciones.

 

Tener el corazón roto, por la causa que sea, es algo que realmente duele y no lo comprendes de verdad hasta que te pasa; muchas veces podemos pensar que las personas exageran, pero cuando eres tú quien tiene el corazón roto, es cuando entiendes por qué dicen sentirse como si fuera el fin del mundo. 

 

Y es que puede ser una experiencia tan intensa, que algunos científicos lo equiparan al dolor físico. Incluso podría ser posible morir de un corazón roto. Las personas que se encuentran en las primeras etapas del duelo tienen más probabilidades de experimentar un aumento de la presión arterial y la frecuencia cardíaca, lo que puede aumentar su riesgo cardiovascular.

 

Desafortunadamente, a los corazones rotos no se les puede poner un curita para que sanen, pero sí hay formas de aliviar el dolor y, poco a poco, volver a unir sus piezas para volver a sanar. Los siguientes consejos te pueden ayudar si estás pasando por una etapa de duelo y sientes que tu corazón está roto.

 

Permítete llorar y ser vulnerable

Cuando pasas por malos momentos o enfrentas el duelo por una pérdida, es normal que las personas te digan cosas como 'Tienes que ser fuerte', ‘No llores’, ‘No estés triste’, etcétera. Y es que, aunque la gente tenga buenas intenciones, lo que realmente hacen es anular el sentir de los demás y hacer ver como algo malo ser vulnerable, llorar y demostrar las emociones que la pérdida ocasiona.

 

Al enfrentar cualquier situación que te ocasione dolor, tristeza y sufrimiento, no debes reprimir tus sentimientos, sino expresarlos y desahogarte de la manera que sea más adecuada para ti y tu proceso de sanación. Así que no te avergüences ni te sientas mal por llorar o mostrar tu vulnerabilidad, pues es algo totalmente normal, además de necesario y parte del proceso de duelo.

 

No dejes de lado tu autocuidado

Ante el dolor y la tristeza, es normal que no tengas ganas de hacer cosas y prefieras quedarte en cama o tirarte en el sillón a ver series y películas, o que no tengas ganas de comer, o que por el contrario consumas carbohidratos y cosas dulces como si no hubiera mañana. Y bueno, todos hemos pasado por ahí, y está bien que lo hagas uno o dos días, pero no lo vuelvas parte de tu nueva rutina. 

 

Ten presente que cuidar de ti ahora que estás más vulnerable es sumamente necesario y es algo que te salvará de más problemas en el futuro. Así que, después de tener esos dos días de flojera y abandono, es hora de levantarte y cuidar de ti emocional, mental y físicamente. 

 

Aunque te dé flojera, trata de hacer al menos un poco de ejercicio, puedes simplemente salir a caminar y eso, además de que te ayudará como actividad física, te ayudará a despejar la mente y pensar con más claridad. También procura comer saludable y no te refugies en la comida chatarra y el azúcar, pues eso no llenará tus vacíos emocionales.

 

Conecta contigo y con los demás

Las emociones que surgen ante una pérdida te pueden conducir a desconectarte de ti mismo y de tu esencia. Así que este es un buen momento para la introspección, para estar contigo, comprender tus emociones y necesidades. Para ello, puedes practicar la respiración profunda y consciente, meditar, practicar yoga y realizar cualquier actividad de atención plena.

 

También es bueno que te des tiempo para hacer todo lo que te haga bien, lo que te haga sonreír y reconforte tu corazón; date un baño relajante, llena tu casa de flores y plantas, canta, baila, sal a pasear con tu mascota, vete a acampar con tus amigos, en fin, haz todo eso que amas y llena tu alma. 

 

Además, aunque sólo tengas ganas de estar solo y encerrarte en casa, trata de mantener y fortalecer los lazos con esas personas a las que quieres y te importan, y con quienes esos sentimientos son mutuos. No te guardes lo que sientes, habla de ello con esas personas de confianza y desahógate. Siempre un abrazo sincero es una gran medicina para el alma y un necesario apapacho para un corazón roto.

 

Trata de comprender el pasado

Echa un vistazo honesto a lo que acabas de pasar. Recuerda tus emociones y pensamientos mientras viviste esa etapa que ya terminó, o revive los momentos que pasaste al lado de esa persona que se fue. Intenta quedarte con esas cosas buenas y con las lecciones que aprendiste de esa experiencia o relación, o de esa persona que ya no está. Desahógate todo lo que necesites y deja fluir las emociones de dolor y tristeza, para que al final puedas atesorar los buenos recuerdos.

 

Ten paciencia y no temas pedir ayuda

Enfrentar una pérdida es para el cerebro algo similar a entrar en abstinencia de una sustancia adictiva. Se ha comprobado que las áreas del cerebro que se iluminan después de una ruptura o una pérdida importante son similares a las de alguien que está pasando por la abstinencia de cocaína. Eso explica esos pensamientos y sentimientos pesimistas, irracionales y catastróficos. Por ello es esencial darse cuenta de que la curación emocional lleva tiempo, al igual que la rehabilitación de las adicciones, así que no te estreses si no te recuperas de inmediato.

 

Al final, la única cura verdadera para un corazón roto es el tiempo y mientras sanas debes aprender a lidiar con el dolor, para evitar que éste te domine y haga que te abandones. Recuerda estos principios básicos para ayudar a que tu corazón se recupere: honestidad sobre tu experiencia y tus emociones, compasión por ti mismo, apoyo social y cuidado personal. Después de un tiempo, comenzarás a sentirte como tú mismo nuevamente.

 

Pero si notas que el tiempo pasa y el sufrimiento no se va, si duelo es demasiado doloroso para enfrentarlo por tu cuenta o si experimentas síntomas de depresión, no dudes en acudir a un terapeuta o especialista en salud mental, pues ahí puedes encontrar el oído compasivo que necesitas, especialmente cuando los demás simplemente no saben qué decir ni cómo ayudarte.

 

Foto de Freepik


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