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La UNAM y otras instituciones trabajan para salvar al lobo mexicano

Mayo 12, 2021

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  • Esfuerzos realizados para la conservación del lobo mexicano

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  • Estado actual de la especie en México

El lobo gris mexicano, una de las especies endémicas de México, fue declarado extinto en vida silvestre hace algunos años; esto significa que ya ningún ejemplar existía en sus hábitats naturales, sino que solamente quedaban algunos en cautiverio.

 

Gracias a los esfuerzos de reintroducción realizados en la Reserva de la Biosfera de Janos, en Chihuahua, y su zona de influencia en Sonora, esta situación cambió. A finales de 2019, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) cambió la categoría del lobo gris mexicano de “especie extinta en vida silvestre” a “especie en peligro de extinción”. 

 

Gracias a las liberaciones de lobos que se han realizado en el norte del país y al nacimiento de nuevas camadas, actualmente existen aproximadamente 35 de ellos en su hábitat, sin embargo, es importante que se continúe con los trabajos de conservación, tanto de los lobos como de las áreas donde habitan, para que la especie deje de estar en riesgo. 

 

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Ganadería y cacería: principales causas del exterminio de los lobos

Desde la antigüedad, por temor a los depredadores, los humanos los han cazado para mantenerlos lejos de las zonas en que habitan. Con el tiempo y el crecimiento de la población humana, esto ha llevado a diezmar las poblaciones de especies como el lobo gris mexicano, así como a la afectación de los ecosistemas, con graves consecuencias medioambientales. 

 

Históricamente, el lobo mexicano se ubicaba en el sur de Estados Unidos, en la Sierra Madre Occidental y la Sierra Madre Oriental, además del centro y sur de México.

 

A principios del siglo XX, surgió una campaña para su exterminio en Estados Unidos, la cual se extendió a México. La razón: las zonas boscosas en las que el lobo suele habitar también cuentan con buenos pastizales para el ganado, de modo que la industria ganadera se estableció en esas regiones y la gente empezó a cazar a los lobos para evitar que atacaran al ganado.

 

En esa época, el gobierno creó una campaña para acabar con todos los depredadores, como pumas, osos, coyotes y lobos. Así, hacia 1980 quedaban muy pocos ejemplares en vida silvestre en México, mientras que en Estados Unidos ya los habían exterminado a todos.

 

El camino de la recuperación de la especie

De los últimos lobos encontrados en su hábitat, los biólogos rescataron a cinco para iniciar un proyecto de recuperación. Aun así, en 1987, el lobo mexicano se declaró extinto de la vida silvestre. 

 

Desde entonces, un grupo de científicos de diversas instituciones de Estados Unidos y México, en donde participa la UNAM, se han esforzado para mantener el linaje de esta especie, primero en cautiverio y recientemente en vida libre. 

 

Los científicos han investigado cómo llevar a cabo las cruzas de los lobos para evitar problemas de consanguinidad y no perder la variación genética. Todo con el objetivo de liberarlos en las zonas que corresponden a su hábitat natural, para así recuperar sus poblaciones en estado silvestre.  

 

Actualmente, gracias a estos trabajos de recuperación, en el sur de Arizona y Nuevo México habitan alrededor de 160 lobos mexicanos en vida silvestre.

 

Sin embargo, el 90% de la distribución de esta especie corresponde a regiones del territorio mexicano, por lo que, desde 2011, en el país se han realizado liberaciones de parejas o  grupos familiares pequeños en Chihuahua. Hasta ahora se han realizado 15 liberaciones y se estima que actualmente existen alrededor de 35 individuos libres en su hábitat, en el norte de México

 

Además de la UNAM, a través del Instituto de Biología, otras instituciones académicas que participan en diferentes aspectos del proyecto de recuperación son la Universidad Autónoma de Querétaro y la Universidad Autónoma Metropolitana, con especialistas tanto en la parte genética como de vida silvestre. 

 

Los retos de la recuperación del lobo mexicano

Existen diversos retos para que la recuperación del lobo gris mexicano sea exitosa. Uno de ellos es identificar las zonas que cuentan con las condiciones favorables para liberarlos, de modo que puedan establecerse y reproducirse para formar una nueva población.

 

Para elegir las zonas más adecuadas para convertirse en su hábitat, los involucrados en el proyecto de recuperación deben tomar en cuenta factores como el hecho de que los lobos suelen vivir en sociedad y requieren áreas extensas para mantener a sus grupos. 

 

En general, los grupos de lobos tienen una pareja alfa, que es la que se reproduce; mientras algunas de las crías de la primera camada se van, otras se quedan. Los que se van, buscan establecer sus propios territorios y familias al mezclarse con otros grupos familiares. Así logran formar una población conformada por varios grupos. 

 

También se debe considerar que son depredadores y se alimentan de animales como venados, conejos, liebres, guajolotes silvestres y jabalíes, entre otros. Y aquí es donde se da el conflicto con los ganaderos, ya que a veces los lobos atacan al ganado, por lo que no suelen ser aceptados en esas zonas. 

 

Sin embargo, la idea de que los lobos acaban con el ganado es exagerada. Si bien pueden causar algunas bajas, en realidad es más frecuente que el ganado muera en mayor medida por otras causas, como las enfermedades o la falta de alimento por las sequías. 

 

Con base en estos factores, se han identificado cuatro zonas para la recuperación del lobo, de las cuales, las dos primeras son las más  favorables por su extensión y grado de conservación: 

  • La región del Mogollón, en Nuevo México y Arizona.
  • La Sierra Madre Occidental, desde Chihuahua y Sonora, hacia el sur en Durango y hasta el norte de Jalisco y Zacatecas. 
  • La Sierra Madre Oriental, en San Luis Potosí, Nuevo León y Coahuila.
  • El sur de Texas y sureste de Nuevo México.

 

Pero además de las condiciones de la región en que habitan, la recuperación del lobo depende en un 80% de las personas, quienes deben aprender a respetarlos y ser tolerantes con su presencia, la cual no implica un riesgo para la vida humana, mientras no se les moleste

 

Las personas de los alrededores también deben saber que regresar a los lobos mexicanos al estado silvestre brinda beneficios, como el control de poblaciones de otras especies, como los venados, que al aumentar su población, disminuye considerablemente la vegetación de la que se alimentan y crean un desequilibrio en el ecosistema.

 

Así, la presencia de los lobos en su hábitat se traduce en el equilibrio del entorno y el funcionamiento adecuado de los ecosistemas

 

Con información de UNAM Global

 

Foto de portada: Freepik


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