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Comiendo luz: ¿de dónde viene la energía de los alimentos?

Julio 27, 2016

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El Dr. Fritz Albert Popp quizá sea recordado en el futuro como uno de los grandes científicos de la historia. Por el momento su trabajo existe al margen del mainstream de la ciencia. Sin embargo, es irrefutable que Popp, siguiendo el trabajo de Alexander Gurwitsch, ha demostrado que los seres vivos emiten luz --biofotones-- a una frecuencia ultra débil que entra en la gama ultravioleta, y que esta luz es información que puede utilizarse para entender algunos aspectos del contenido energético de un alimento. Esto incluye también al ser humano, por lo que Popp ha dicho que en verdad el humano puede considerasrse "un ser de luz".

 

Popp logró medir en su laboratorio en Alemana la emisión biofotónica del ser humano utilizando uno de los aparatos más sensibles que existen para medir la luz a una escala celular, llamado "fotomultiplicador". Más tarde su investigación reveló que la luz que emiten las células exhibe un cierto patrón el cual describe como un "coherencia" --una propiedad de interferencia entre ondas electromagnéticas-- y que esta coherencia se correlaciona con estados de salud o enfermedad en su deficiencia. Asimismo, la coherencia biofotónica parece existen en relación a ritmos del medio ambiente, por lo que existe una relación entre los patrones de emisión biofotónica de las células de una planta o de un hombre y los ciclos planetarios.

 

Popp en un artículo escrito en conjunto con la bióloga Mae Wan Ho teoriza que la luz que emiten las células proviene del Sol, no es más que luz del Sol almacenada como energía, fundamentalmente utilizada para orquestar la comunicación entre las células.

 

El médico ganador del Premio Nobel y descubridor de la vitamina C, Albert Szent-Gyorgi teorizó con gran lucidez que la energía fundamental que llamamos vida es en realidad un circuito eléctrico que une al Sol con todos los organismos de la tierra. Según Szent-Gyorgi: "Una célula requiere energía no sólo para realizar todas sus funciones sino para el mantenimiento de su estructura. Sin energía, la vida se extinguiría instantáneamente, y el tejido celular se colapsaría. La fuente de esta energía es la radiación del Sol".

 

Si bien es posible que los seres humanos almacenen energía directamente del Sol, son las plantas las que parecen ser más eficientes en captar esta energía --y es a través de ellas, de la luz que se almacena en sus células, que los seres humanos estarían obteniendo estos fotones de vida.

 

En una entrevista Popp explicó su teoría, basada en mediciones de la coherencia de emisión biofotónica, de que la calidad de los alimentos parece estar determinada por su capacidad de almacenaje de la luz solar:

Schroedinger descubrió que la calidad de la comida tiene que medirse en términos de su capacidad organizativa, él lo llamaba megantropía de la comida: los humanos y los animales son más o menos ladrones de orden. Nuestra idea era medir esta capacidad organizativa de la comida mediante la interacción de fotones, porque las plantas viven de la luz del sol. La luz del sol es una comida natural de las plantas, y también de los humanos y los animales, en el sentido de que se alimentan de plantas que tienen fotones almacenados. Por ejemplo si separamos la glucosa, el azúcar, en CO2 y H2O, ambos son componentes moleculares del azúcar, pero ambos contienen luz del sol, almacenan luz del sol, y nuestro cuerpo aprovecha el CO2 y el H2O del azúcar, y el resto es luz del sol, que permanece en nuestro cuerpo mientras el CO2 y el H2O desaparecen. Por tanto,también vivimos de la luz y tenemos que encontrar cómo se realiza esta conexión entre la capacidad de almacenaje de la comida y su calidad. Es muy probable que la calidad de la comida sea mejor cuanto mayor sea su capacidad de almacenar luz, y por eso medimos su capacidad de almacenar luz. Esto parece muy sencillo explicado así, pero es mucho más complejo.

 

En un experimento, según cuenta Lynne McTaggart en su libro The Field, Popp encontró que los huevos producidos por gallinas libres mostraron un patrón de emisión más coherente que aquellos producidos industrialmente. Esto --y diversas pruebas más-- sugiere que los alimentos más saludables tienen mayor coherencia. Popp mantiene que todo el metabolismo está mediado por la comunicación biofotónica y que la salud puede definirse como un estado coherencia o equilibrio en la comunicación celular.

 

Lo anterior sugiere la posibilidad de que los alimentos puedan medirse para determinar su contenido energético real o para determinar su riesgo cancerígeno. Por supuesto que hay que considerar otros factores, como la riqueza de la tierra en la cual crece una planta, y sin embargo, es probable que en la infinitamente intrincada madeja de relaciones, la riqueza mineral de la tierra seguramente debe correlacionar con la capacidad de la planta de almacenar luz del sol, creando un cicruito de retroalimentación. Todo lo cual nos regresa a una teoría vitalista de la naturaleza, la cual ha sido altamente controversial en la historia de la ciencia, pero que nunca ha podido ser refutada del todo. Lo intuyeron los antiguos místicos: la luz es vida. 


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