La psiconutrición estudia la relación emocional que tienen las personas con la comida. Como sabemos, el estómago no sólo sirve para alimentarnos sino que está estrechamente ligado con nuestras emociones y sentimientos. Una relación poco saludable con la comida puede tener terribles consecuencias a largo plazo, desde trastornos físicos como obesidad o desnutrición hasta desórdenes mentales como depresión y ansiedad.
Si te identificas con dos o más de las siguientes situaciones, ten cuidado, tu relación con la comida podría estarte haciendo más daño del que te imaginas.
1. Usas la comida para chantajear a los demás. Por ejemplo, si tus padres o tu pareja no actúan como tú quieres o te hacen enojar dejas de comer.
2. Te premias con comida. ¿Te comes un pastel después de una hora de gimnasio? Si "festejas" tus logros con comida, cuidado.
3. Utilizas la comida para sentirte mejor. Si cada vez que te sientes deprimido corres al refrigerador, tu relación con la comida no es sana.
4. La comida es un pretexto para las celebraciones sociales. Cada vez que te reúnes con amigos tiene que haber comida de por medio.
5. No puedes dejar de pensar en comida. Apenas terminas de desayunar ya te estás preguntando qué se te antoja comer a medio día.
6. A veces prefieres comer solo. Te sientes avergonzado de comer frente a otras personas o no comes tanto como lo harías solo.
7. Te sientes culpable después de comer. No soportas la idea de engordar así que sufres cada bocado y ni siquiera lo terminas.
8. Necesitas hacer alguna actividad física después de comer. Te sientes tan culpable cuando comes que cada que lo haces corres al gym.
9. La comida deliciosa no dura en tu alacena. No puedes comprar galletas o helado porque sabes que se acabarán apenas entres a la casa.
10. No logras equilibrar lo que comes. Para ti solo hay dos estados: dieta y no dieta. O eres súper estricto o te comes todo lo que ves.
11. Te sigues reprochando lo que comiste hace tres días. Te niegas el postre hoy porque el fin de semana te comiste una hamburguesa.
12. Nunca comes lo que se te antoja o sólo comes lo que se te antoja. Te prohibes todo lo que te gusta por miedo a engordar o sólo comes lo que te gusta aunque no te nutra.