¿Cuántas veces te has preocupado por un amigo u otro ser querido y le has preguntado si todo está bien solo para que te responda con un: "Oh, estoy estresado", y lo has tomado como si no fuera preocupante? A menudo usamos la fórmula "estoy estresado", casualmente, en nuestras conversaciones cotidianas como si no fuera importante, y por supuesto, no reflejara lo que en realidad significa: un estado negativo de nuestra vida.Por supuesto, no todo el estrés es malo. El estrés también puede ser vigorizante, o llevarnos a preocuparnos por el bienestar de los demás, si se canaliza de la manera correcta. Tampoco es siempre evitable: muchos de nosotros tenemos vidas con estresores más allá de nuestro control personal.
En cierta medida, podemos reducir el estrés simplemente cuidándonos, durmiendo correctamente, practicando ejercicio y cuidando nuestra nutrición. Pero, para confrontar realmente el estrés, también debemos trabajar para encontrar significado o propósito en nuestro trabajo u otras actividades, y sobre todo nutrir la empatía.¿Por qué hablamos de la empatía? Porque cuando damos y recibimos empatía producimos el neurotrasmisor llamado oxitocina, que es una hormona casi mágica, porque nos genera una sensación de confianza y cooperación, cualidades que son claves para negociar y resolver conflictos, ya sea entre parejas, comunidades, estados o países. Establecer relaciones mediante la empatía, nos puede ayudar a llevar una mejor vida y al mismo tiempo reducir la probabilidad de conflictos interpersonales.
Por supuesto, puede ser difícil imaginar sentir empatía cuando estamos enojados o cansados. Pero el sentimiento empático, siempre que lo busquemos, nos conduce a la comprensión y la comprensión es la raíz de la resolución de los conflictos. Que a su vez suelen causarnos agobio y estrés. La mayoría de nosotros nunca escuchamos porque estamos absortos en nuestros problemas, la empatía nace de la escucha empática. Ya que consiste en renunciar a una visión egocéntrica del mundo, concentrarse y prestar atención; apartarse de prejuicios y pensamientos distorsionados para conectarse con las emociones de la otra persona. Lo que significa llegar a sus interacciones con un verdadero deseo de conexión y comprensión, en lugar de ganar.La empatía es más fácil cuando comprendemos algunas de las historias que llevamos dentro de lo que somos y aprendemos a ver cómo ello nubla nuestras reacciones y juicios. Es decir, tenemos que salirnos de nuestro ego, y aprender a percibir la realidad como los otros.
No hay una fórmula para este ejercicio, pero ayuda mucho el ponerse en los zapatos del otro. Es decir, ponerse en el lugar del otro, con sus cualidades y deficiencias. Eso nos hará más comprensivos, tolerantes, nos ahorrará estrés, y nos llevará a un camino de mejor manejo de los sentimientos.Aprender a practicar la comunicación a través de la empatía puede representar un largo camino hacia nuestra verdadera meta, pero obtendremos mejores resultados. La construcción relaciones positivas nunca fue fácil, tenemos que esforzarnos y qué mejor que escuchar a los otros y eliminar nuestro estrés en el camino.
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Con información de Greater Good