Desde que nacemos, las personas estamos siendo calificadas y comparadas con otras. Pasamos nuestra vida escolar compitiendo con nuestros compañeros por el "cuadro de honor" o la mejor calificación y poco a poco se nos inculca la idea de que el mundo se divide en perdedores y ganadores y, más peligroso aún, que esta bien que sólo algunas personas (los ganadores) tengan acceso a ciertas cosas. Pero, ¿hay felicidad en la competencia?
Está comprobado que los individuos altamente competitivos suelen vivir estresados, siempre comparándose con otros e intentando destacar y, como su felicidad depende enteramente de ello, suele ser efímera, pues una vez que entramos en la lógica de la competencia es muy difícil salir de ella. Esta lógica exalta valores como la individualidad y la idea de éxito por encima del trabajo colectivo y el bienestar.
Si quieres ser más feliz y, sobre todo, construir relaciones basadas en el acompañamiento, el compañerismo y el cuidado mutuo en lugar de en el poder y la competencia, deja de compararte y de intentar probar que eres mejor que los demás; busca formas de colaborar, no de ganar. Te dejamos una pequeña lista de acciones para comenzar a hacerlo:
No olvides que la vida es un viaje, no una carrera, y, en caso de que lo fuera, ¿de verdad quieres llegar a la meta solo?
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