Para las personas es muy común categorizar todo, y muchas veces esas categorías son totalmente opuestas: bueno - malo, saludable - no saludable, fuerte - débil, feliz - triste, positivo - negativo, etcétera. Si bien esto puede ser útil algunas veces, también puede crear una forma inflexible y crítica de evaluar tanto a los demás como a uno mismo.
Un ejemplo de cómo las categorías polarizadas conducen a juzgar se encuentra en el ámbito de la salud mental, cuando se etiquetan las emociones como positivas o negativas.
Se considera como emociones positivas aquellas que brindan alegría, felicidad y satisfacción; por eso son las que todos anhelan sentir. En cambio, las emociones que se etiquetan como negativas son las que provocan enojo, molestia, tristeza, etcétera; éstas suelen ser rechazadas, ignoradas, reprimidas, evitadas y eliminadas.
Así, las personas crecen con la idea de que las emociones "negativas" son problemáticas y se deben evitar; como cuando a los niños se les dice que no deben llorar o que enojarse está mal, entonces aprenden que esas emociones deben ser escondidas o reprimidas.
En realidad, las emociones no son ni buenas ni malas, sino que son señales de aquello a lo que debes prestar atención en tu vida, de lo que debes resolver dentro de ti, en tu entorno o en tus relaciones. Además, te dan información sobre cómo reaccionas ante tu mundo interior y ante las experiencias externas.
Desde la perspectiva psicológica, etiquetar las emociones como negativas es problemático y crea la respuesta de evitarlas o reprimirlas. Por ello, algunos especialistas prefieren llamar “emociones de la sombra” a las emociones etiquetadas como negativas.
Las emociones de la sombra se dividen en cinco categorías:
Dentro de cada categoría general hay emociones que varían en intensidad y todas ellas son parte de lo que significa ser humano. Abrazar las emociones de la sombra permite conocer mejor la propia salud emocional; comprenderlas y descubrir sus enseñanzas es uno de los pasos hacia el bienestar.
El psiquiatra Carl Jung habló del lado oscuro de la naturaleza humana y decía que ese yo sombrío consiste en las partes de uno mismos que se rechazan, niegan, reprimen o ignoran. Trabajar con la propia sombra consiste en traer a la luz esas partes de ti mismo y tu experiencia que has negado.
Aceptar esa sombra y sus emociones permite comprender y procesar mejor las experiencias, para así sanar y mejorar. Los siguiente spasos te ayudarán a identificar y aceptar las emociones de la sombra
Describe detalladamente cómo te sientes. Por ejemplo, si te sientes triste, pregúntate qué tipo de tristeza es: ¿te hace sentir agotado o exhausto, deprimido o desesperado? Cuanto más descriptivo y específico seas, más consciente serás de lo que realmente sientes.
Una vez que has identificado lo que sientes; ¿qué es lo que piensas de esas emociones que experimentas? ¿Te criticas a ti mismo por sentirlas? ¿Cómo describirías tus pensamientos? ¿Son inseguros o denotan una baja autoestima? ¿Te hacen ver que estás varado en el pasado o,por el contrario, demasiado preocupado por el futuro? Prestar atención a tus pensamientos es otra forma de ser más específico al identificar las emociones de la sombra.
Cuando experimentes una emoción de la sombra, permítete vivirla sin juzgarte a ti mismo ni a la emoción. Analiza lo que sientes y pregúntate cuáles son los mensajes que has recibido a lo largo de tu vida sobre experimentar esa emoción.
Por ejemplo, si te sientes celoso o envidioso (emociones que pertenecen a la ira), ¿cuáles son los mensajes que has recibido de los demás acerca de experimentarlas? ¿Alguna vez te hicieron sentir avergonzado o juzgado por sentirlas, o te hicieron verlas como algo malo que debe ser evitado? ¿Esto te hizo aprender a ignorar, evitar u ocultar esas emociones?
Los mensajes que recibiste en el pasado sobre las emociones de la sombra afectan la forma en que respondes ante ellas en el presente. Entonces, es importante desaprender esas enseñanzas que dicen que estas emociones son malas, para empezar a reconocer, aceptar y permitirte sentir todas tus emociones, incluidas las de la sombra.
Cuando experimente una emoción de sombra, recuerda que ésta no te define y que no tienes que actuar sobre ella. Estas emociones pueden ser temporales, variar en intensidad y ser un camino de autodescubrimiento para sanar y crecer.
Aceptar y reconocer las emociones oscuras es un acto de autocuidado que, si bien puede resultar abrumador al principio, con el tiempo, la práctica y la autocompasión, podrás experimentar el poder de la curación a través del cuidado de todas las partes de ti mismo, incluso aquellas oscuras; además, aprenderás que las emociones de la sombra son una parte de ti, pero no te definen.
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