La sociedad actual está obsesionada con el éxito, lo cual con frecuencia nos hace pensar que fracasar es algo vergonzoso. Por lo tanto ocultamos nuestros fallos y exhibimos nuestros logros. A veces el sentimiento de pérdida puede ser abrumador y llegamos a convencernos de que no valemos nada por haber fallado. Esto no es real, es un estado emocional pasajero y desafortunadamente resistirse a él solo produce aún más sufrimiento. Podemos intentar evadirnos, pero no esto tampoco es una solución, ya que al final no nos hará sentir mejor. Lo que sí podemos hacer es aceptarlo y aprovechar ese momento de introspección para aprender de nuestras fallas. Encontrar una utilidad a las experiencias negativas es una de las claves del éxito. En palabras de Napoleon Hill:
“Cada adversidad, cada fracaso, cada angustia lleva consigo la semilla de un beneficio equivalente o mayor”.
Si recientemente las cosas no han ido como esperabas y necesitas un poco de ayuda para poner las cosas en perspectiva estos 4 regalos ocultos tras el fracaso cambiarán tu forma de percibir esta experiencia:
1. Los fracasos te ayudan a darte cuenta de qué es realmente importante.
Cuando todo va bien es fácil dar las cosas por sentado, acostumbramos a este nivel de comfort, volvernos caprichosos o dedicarnos a la auto complacencia. Sin embargo cuando estamos pasando por un mal momento nos vemos obligados a cuestionarnos sobre nuestras prioridades. Un fracaso puede volver a poner nuestros pies en la tierra y hacer una evaluación sincera de si lo que estamos haciendo va de acuerdo con nuestros valores, prioridades y bienestar.
2. El fracaso te permite volver a comenzar.
Pensar en empezar de nuevo desde cero puede parecer como un camino cuesta arriba que no quisiéramos tener que andar. Pero si una vez más en lugar resistirnos nos dedicamos a la tarea que tenemos frente a nosotros, nos daremos cuenta de que volver a comenzarnos da la oportunidad de volver a ser principiantes con todo el entusiasmo, la espontaneidad y la maravilla que eso implica. Si perseveras eventualmente encontrarás nuevas oportunidades.
3. Equivocarte es parte del proceso de aprendizaje.
Si aprovechas la experiencia de haber fallado en algo, entonces te darás cuenta que hay muchas lecciones por aprender. Seguramente si lo tuvieras que hacer de nuevo lo harías diferente. Esto es perfectamente normal y es la razón por la que todos los innovadores han llegado a aquello que los hizo famosos sólo después de muchos intentos fallidos. El fracasar no es un motivo de vergüenza, simplemente significa que eres humano.
4. El fracaso significa que has tenido valor.
El basquetbolista Michael Jordan, un atleta legendario, dijo alguna vez que podía aceptar el fracaso pero le resultaba inaceptable no intentar. Cuando emprendemos algo lo hacemos con las mejores intenciones, con entusiasmo, ponemos nuestros recursos en ello y con frecuencia también nuestro corazón pero no sabemos qué va a pasar y nadie puede darnos garantías sobre el futuro. Simplemente tomamos riesgos calculados y eso requiere valor.
Todos deseamos salir victoriosos, pero parte de la experiencia humana incluye enfrentar y aceptar que no siempre será así. Aunque al final eso no debe hacernos desgraciados, ya que en palabras del maestro espiritual Paramahamsa Yogananda:
“La temporada del fracaso es el mejor momento para sembrar las semillas del éxito”.
Con información de Mind Body Green