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3 consejos para sanar los traumas del pasado y vivir mejor el presente

Diciembre 15, 2022

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Los efectos de las heridas emocionales en el bienestar

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  • Consejos para superar de mejor manera las heridas y traumas del pasado

El ser humano es mucho más que un cuerpo físico; es mente, emociones, energía y espíritu. Todo ello está interconectado y por eso, cuando uno de esos elementos presenta un desequilibrio, los demás también se ven afectados. 

 

Así, las emociones pueden causar o empeorar dolores y malestares físicos; mientras que el estado del cuerpo afecta también el bienestar mental; y el crecimiento espiritual favorece la salud en todos los niveles.  

 

Los efectos negativos, a menudo sutiles, de los traumas que una persona ha vivido en el pasado pueden acumularse con el tiempo, y si no se trabaja para liberarlas, esas emociones estancadas y no procesadas pueden comenzar a alterar la salud mental y física.

 

Los traumas emocionales de la infancia tienen una resonancia significativa en las enfermedades de las personas durante su vida adulta. Ya sea que hablemos de fatiga crónica u otras afecciones autoinmunes, como artritis reumatoide, esclerosis múltiple o malignidad, depresión, ansiedad o psicosis, las enfermedades no suelen ser golpes de mala suerte al azar.

 

Esto significa que los traumas pasados, ya sean grandes o pequeños, pueden afectar el bienestar de manera importante. Entonces, como una parte importante para la prevención de enfermedades y la mejora de la salud, es necesario enfocarse en sanar esas heridas emocionales, y los siguientes consejos pueden ayudar en ese proceso. 

 

1. Comprende el trauma multigeneracional

Gran parte del trauma que cargan las personas es multigeneracional, es decir, pudo haber surgido como un subproducto de la experiencia de los padres (o abuelos o cuidadores), misma que no se resolvió del todo en su momento, y eso puede afectar la forma en que esa persona interactúa en su presente con el mundo; además, es un trauma que, sin saberlo, se transmite, por lo que, si no se trata y se libera, podría seguir pasando de esa persona a su descendencia.

 

Para identificar un trauma que no es exactamente tuyo, sino que es multigeneracional y viene a ti desde tus ancestros, es necesario que des una mirada profunda hacia adentro, para hacer un ejercicio introspectivo para identificar y reconocer tus emociones, así como sus detonantes. 

 

Pregúntate, por ejemplo, qué te hace enojar, qué te causa tristeza, y reflexiona sobre cómo fue la última vez que experimentaste estas emociones: qué las causó, qué sentiste, cómo reaccionaste y cómo lograste calmarlas, o si no lo lograste y aún permanecen de alguna manera. Así podrás identificar si vienen de tus propias experiencias, de alguna herida de tu pasado, o si surgen de las heridas de tus padres o familiares en línea ascendente. 

 

Para este proceso, algo que puede ser de mucha ayuda es la terapia de constelaciones familiares. Si no has escuchado de ella, conoce de qué se trata en las siguientes notas:

- Constelaciones familiares: resuelve tu presente al entender tu historia familiar

- Constelaciones familiares: lo bueno, lo malo y lo feo

- Constelaciones familiares: El miedo a la maldición familiar (parte 1)

- Constelaciones familiares: El miedo a la maldición familiar (parte 2)

 

2. Apóyate en tus relaciones

Las relaciones saludables, con personas con las que puedes compartir tiempo de calidad, son cruciales para sanar el trauma. Esto se debe a que la salud y el bienestar están muy relacionados con el estado psicológico, el cual depende en buena parte de la relación social con los demás. 

 

Recuerda que el ser humano es un ser social, por lo que es importante mantener vínculos sólidos, cercanos y sanos con otras personas, incluso si eres muy introvertido, pues se trata más de calidad que de cantidad. 

 

Por eso, la soledad extrema es considerada un factor de riesgo de mortalidad, e incluso, cuando te sientes solo, es probable que te enfermes más frecuentemente y tengas un riesgo mayor de enfermar de gravedad. Así que enfócate en conexiones sociales de calidad.

 

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3. Aprende a decir ‘no’

¿Te has dado cuenta de que la mayoría de las personas tienen problemas para decir que no? Pueden dar evasivas o aceptar hacer cosas o participar en eventos o situaciones que realmente no son de su agrado o les incomodan, sólo por compromiso, por tener aceptación y agradar.   

 

Esta incapacidad para decir que no surge desde la infancia, pues a los niños se les inculca que, para ser aceptados, deben cumplir; tienen que reprimir su propia voluntad, sus propias necesidades, su propia perspectiva, y tienen que servir a los demás. Como resultado, se sienten incómodos diciendo que no a medida que crecen y más aún en la vida adulta.

 

Lo más saludable para todos sería que cada persona aprendiera a comportarse como un ser humano independiente, con su propio sentido de lo que quiere y lo que no quiere, así como valores y deseos propios, y un sentido individual de la perspectiva del mundo. En otras palabras, es importante y necesario establecer un límite entre tú y la voluntad de otras personas. 

 

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Finalmente, para sanar del trauma del pasado y de esas heridas de la infancia que afectan tu vida, tus emociones y tus relaciones en el presente, suele ser necesario recurrir a terapia, pues con la guía de un especialista te será más fácil encontrar de dónde provienen esas heridas emocionales para sanarlas. Ten presente que el camino de todos hacia la curación del trauma puede ser diferente, por lo que debes encontrar lo que mejor te funcione a ti. para mantenerte bien.

 

Foto de Puwadon Sang-ngern, en Pexels


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