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Investigadores detectan las mejores estrategias para manejar las emociones

Noviembre 22, 2016

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Con frecuencia relacionamos la fortaleza con el control emocional, y es cierto que este último contribuye a una vida emocional más estable. Sin embargo, la idea de que alguien fuerte no muestra emociones o es una roca inamovible está alejada de la realidad. De acuerdo con una investigación recientemente publicada en Psychological Science, la clave para controlar las emociones no es la rigidez sino la flexibilidad. Esto quiere decir que las personas que presentan menores niveles depresión y ansiedad suelen lograrlo a través de diferentes estrategias que utilizan dependiendo de la situación en la que se encuentran, en lugar de mediante una estrategia única aplicada a todas las situaciones.  

 

El doctor Peter Koval, uno de los autores del estudio, ha declarado que los resultados arrojados por su investigaciónnos ponen sobre aviso con respecto a tratar de crear una estrategia que se ajuste a todos”, sugiriendo que  lo mejor es crear una estrategia para regular las emociones que sea apropiada tanto para el contexto personal como para el punto emocional en el que cada individuo puede encontrarse. 

 

Durante esta investigación se le pidió a un grupo de voluntarios que reportaran cómo manejaban sus emociones durante 1 semana y cuánto control tenían sobre cada situación. Los investigadores notaron que  las personas con mejor salud mental tendían a cambiar su estrategia en base a cuánto control tenían. Si se trataba de algo que no podían cambiar, entonces optaban por revaluar la situación, lo cual por supuesto implicaba mirarla desde un punto de vista diferente, es decir, encontrar algo positivo dentro de una situación incómoda o dolorosa. Por otro lado, cuando estos participantes tenían más control y podían hacer algo con respecto a la situación no solían buscar un punto de vista alternativo sobre ella. 

 

Así, la estrategia era totalmente adaptativa dependiendo de cuánto poder de agencia tenían en cada contexto, ya que revaluar una situación bajo un nuevo punto de vista cuando se tenía la capacidad de cambiarla no era precisamente bueno, pues podía volverse un obstáculo para realizar una acción efectiva. En palabras de los investigadores, en este contexto una revaluación “podría mermar la función adaptativa de las emociones para motivar a la acción”. Por lo tanto, podemos concluir que frente a la posibilidad de cambiar algo es mejor dejar que nuestras emociones guíen las acciones capaces de realizar dicho cambio, en lugar de manipular nuestro punto de vista para modificar las emociones. Por otro lado, si no podemos cambiar nada, lo mejor es trabajar con nosotros mismos para transformar las emociones. 

 

 

Con información de Psychological Science


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