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Estas tres palabras pueden transformar la ansiedad en éxito

Marzo 24, 2016

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Todos hemos visto esos ubicuos afiches vueltos memes "Keep Calm and Carry On", llamándonos a relajarnos en los momentos más exigentes. La profesora de la Universidad de Harvard, Alison Wood Brooks, considera que en vez de buscar la calma dentro del frenesí de la energía nerviosa, más bien debemos aprender a utilizar nuestra ansiedad, abrazarla en cierta forma.

 

Mientras que lo común cuando una persona está ansiosa o angustiada es decirle que se relaje, Brooks sugiere que, cuando uno se siente ansioso, es más práctico y sencillo decir "Me siento excitado" a decir "Me tengo que calmar". Es decir, canjear la autopercepción de ansiedad por la de excitación. El racional detrás de esto es que la ansiedad es una emoción negativa que aumenta la reactividad de las funciones, la excitación es una emoción positiva igualmente de alto contenido energético.  Ambas suben el ritmo cardiaco, aumentan el cortisol y preparan al cuerpo para la acción. La relajación es una emoción positiva pero de baja respuesta. Brooks cree que es más fácil pasar de la ansiedad a la excitación o al entusiasmo que a la relajación debido a que no se tiene que ir en contra del movimiento ascendente de la energía psicofísica, por así decirlo, no se tiene que ir contra de la marea.  Es más fácil convencerse de que se está excitado cuando se está ansioso que se está relajado, ya que las mismas señales del cuerpo lo avalan. 

 

En un experimento donde los participantes tuvieron que cantar una canción y fueron evaluados en su tono y volumen por un programa computacional, cuando los participantes se dijeron a sí mismos "estoy excitado" a diferencia de "estoy ansioso", obtuvieron mucho mejores resultados con la primera técnica de autosugestión.

 

Brooks ha realizado este mismo experimento de manera personal y lo recomienda enfáticamente, aunque no para personas que tienen que realizar una tarea manual de control motriz fino, como podrían ser cirujanos en una operación, donde ciertamente no parece indicado fomentar el alto contenido de una energía nerviosa, aunque sea positiva. 

 

Más allá de que nos inclinemos a buscar la relajación o la resignificación como excitación positiva cuando estamos nerviosos, lo más interesante de esto es que refuerza la cada vez más obvia relación que existe entre lo que nos decimos que somos y cómo somos o entre la imagen que creamos de nosotros mismos y el desempeño que tenemos. La mente humana es capaz de hacer del cuerpo una herramienta sumamente dúctil o sumamente torpe, depende de cómo lo programa.


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