Se puede decir que existen dos formas extremas de vibración: una baja, que corresponde a la materia y otra alta, que pertenece al terreno del espíritu.
Cuando la vibración es muy baja, se dice que la materia está en reposo, permanece inerte para los sentidos y parece sólida. Sin embargo, la materia está compuesta de millones de átomos que se encuentran en pleno movimiento y transformación. Tal y como lo hacen el sonido y la música.
Cuando la vibración es muy alta, llegas al extremo del espíritu y se dice también que la materia está en reposo. Aquí la materia vibra en una frecuencia tan alta que da la sensación de que no tiene movimiento.
¿Cuál es el eslabón entre la materia y el espíritu? La respuesta es el éter o, en palabras holísticas, la matriz divina. Dicho en forma coloquial o de uso común, es el espacio que existe entre los átomos de toda materia.
De forma literal, cuando ingresas en un lugar comienzas a absorber parte de dicho lugar. Por eso es que algunos lugares llenan de energía positiva o todo lo contrario, lo que llamamos lugares pesados u oscuros.
Los lugares de la naturaleza como playas, montañas, bosques o lagos, están cargados de vibraciones positivas y, cuando estás físicamente en estos lugares, tu cuerpo físico se renueva. Por tal motivo, uno se regenera y se sana al estar en ese tipo de espacios.
Por el contrario, cuando has permanecido cierto tiempo en un lugar de vibraciones bajas o negativas te sientes contaminado, débil o cansado, con sueño, irritable o de mal humor. ¿Te ha pasado? Entonces sabes que la recuperación física no es inmediata y puedes permanecer hasta varios días sintiéndote mal por las energías con las que tuviste contacto. Ahora, pon mucha atención a lo siguiente:
De la misma manera que te afectan los lugares, cada partícula de tu cuerpo físico eescucha tu diálogo interno y responderá fielmente al mismo.
Si tienes pensamientos felices, tu cuerpo reaccionará con energía positiva. Por el contrario, si te deprimes y sólo ves la vida de una manera negativa, lo más probable es que te enfermes. Lo anterior ocurre si has vivido momentos difíciles en tu pasado y no dejas de pensar en ellos. Es como si volvieras a vivirlos todos los días.
Si pudieras levantarte mañana olvidándote completamente de tu pasado, tu cuerpo no envejecería.
Si crees en la enfermedad, las células de tu sistema inmunológico bajarán sus armas y permitirán que contraigas alguna enfermedad. Por el contrario, si crees que tu cuerpo físico es saludable y resistente, tu sistema inmunológico tomará esta idea como una orden y no te enfermarás. La mente ocupa el cerebro físico, pero no está en el. La mente es más grande que todo el cuerpo físico y se encuentra en cada parte del mismo, no solamente en el cerebro.
Cada pensamiento que eliges pensar proviene de un espacio infinito, en el que existen también posibilidades infinitas. Trabajar con tus pensamientos y sentimientos o emociones es el camino al bienestar y la eterna juventud.
Fuentes: David R. Hawkins, El Kybalion y Gregg Braden