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Cuando la depresión nos alcance: ¿cómo identificarla y qué hacer?

Noviembre 03, 2016

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En 1980, la American Psychiatric Association (Asociación Americana de Psiquiatría) publicó el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales). Basado en años de investigación y de experiencia clínica, este manual causó un impacto considerable en los profesionales de la salud mental, proporcionándonos un lenguaje común para definir trastornos como la ansiedad y la depresión.

 

Los clínicos diagnostican diferentes tipos de depresión. Por ejemplo, cuando se presenta un episodio depresivo mayor, la persona se siente triste o percibe una falta de interés por las actividades placenteras durante un periodo no inferior a entre 2 y 4 semanas. Además se acompaña por varios de los siguientes síntomas: pérdida de apetito (o ingesta excesiva), dificultad para conciliar el sueño durante la noche (o dormir en exceso), sentimiento de agitación o de inquietud extrema (o de aburrimiento, fatiga o enlentencimiento psicomotor), sentimientos de inutilidad o de culpa, dificultades de concentración y pensamientos recurrentes de muerte. Muchas de las personas que padecen estos síntomas no saben que están deprimidas. Pueden estar convencidas de su inferioridad y de que no merece la pena vivir.

 

Los episodios depresivos mayores son el doble de frecuentes en mujeres que en hombres. Entre el 10 y el 25% de las mujeres adultas han padecido al menos un episodio depresivo mayor.

 

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¿Cómo diferenciar entre un episodio depresivo y la tristeza saludable?

Cuando un amigo/a o familiar muere, cuando terminas una relación de pareja o no logras determinado objetivo (p.ej. el trabajo que deseabas), es normal que te sientas abatida/o. Estos sentimientos forman parte de la vida. Este dolor emocional refleja nuestra condición humana. La depresión se diferencia de la tristeza saludable en varios aspectos:

 

●La depresión implica una pérdida de autoestima.

●La depresión tienen una presencia continua.

●Las personas que padecen depresión no rinden de manera productiva.

●La depresión se basa en pensamientos distorsionados.

●La depresión es un trastorno.

●La depresión puede ser irreversible sin tratamiento.

 

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¿Qué debo hacer ante un episodio depresivo?

Si estás sufriendo depresión es importante consultar a un especialista cuando tus propios esfuerzos por superar tu estado de ánimo bajo no te han funcionado y te sientes atrapada/o. Todas/os nos sentimos destrozadas/os cuando algo decepcionante ocurre en nuestras vidas, pero habitualmente nos recuperamos y volvemos a sentirnos bien al cabo de unos días. En algunas personas este proceso natural de recuperación se puede tardar mucho y los sentimientos depresivos y ansiosos pueden persistir durante semanas, meses, años o incluso décadas. Un/a psiquiatra o psicóloga/o bien capacitada/o y competente puede ayudar a acelerar el proceso de recuperación.

 

¿Qué tratamientos psicológicos ayudan a tratar un episodio depresivo?

Hoy en dia, la psicoterapia cognitiva o cognitivo-conductual es la metodología más efectiva para el tratamiento de diversos trastornos mentales, de acuerdo con la evidencia científica que se ha venido acumulando por más de 60 años a favor de esta forma de hacer psicoterapia. Esto no quiere decir que sea el mejor modelo, sólo que tiene mucho mayor evidencia científica sobre su efectividad que el resto de los abordajes psicoterapéuticos. Es por esto que instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) la consideran la primera opción de tratamiento en diversos trastornos mentales como la depresión. La terapia cognitiva está basada en la idea de que los pensamientos distorsionados y no realistas conducen a emociones tóxicas, estado del ánimo bajo y ansiedad. Cuando aprendes a pensar/evaluar tus propios problemas de un modo más realista, puedes cambiar tu manera de sentir. Actualmente existen algunas modalidades de terapia cognitiva que han sido denominadas de “tercera generación” y que incorporan a la meditación como elemento fundamental del tratamiento, y el abordaje de la depresión no es la excepción.

 

La Meditación de Atención Plena (MAP) se ha descrito como una conciencia centrada en el presente, no interpretativa ni enjuiciadora, en la que cada pensamiento, sentimiento o sensación que surge en el campo atencional es reconocido y aceptado como tal (Bishop et al., 2004; Kabat-Zinn, 2003).

 

En el ámbito de la psicología contemporánea esta práctica ha sido incorporada como un acercamiento basado en entrenar la conciencia metacognitiva, esto es, la habilidad de atender a la calidad de la atención, con la finalidad de hacerse consciente de las reacciones automáticas y los procesos psicológicos que con frecuencia contribuyen al desequilibrio emocional y la conducta disfuncional.

 

Pongamos un ejemplo sencillo para ver qué significa: vamos a pedirte que observes con atención las sensaciones corporales conectadas con la respiración; siendo más concretos, fija tu atención en los orificios de las fosas nasales y familiarízate con el roce del aire al entrar y salir... es probable que hasta este momento no tengas ninguna dificultad. Ahora, mantén la atención en este punto durante 2 minutos; es probable que ahora hayas dejado de prestar atención al estímulo, es decir, que se te haya olvidado o te hayas distraído. Este olvido es lo contrario a la atención plena. Hacer esto no suena complicado pero resulta muy difícil, por lo que, como cualquier habilidad psicológica, requiere entrenamiento y por supuesto, mejora con la práctica.

 

De acuerdo con la evidencia, los programas de MAP son compatibles con la psicoterapia y la farmacoterapia, por lo tanto pueden ser planteados como un coadyuvante de ésta. Además, en diversos estudios se puede comprobar la eficacia de estos programas al mostrar una reducción significativa de la sintomatología de la depresión. Por ejemplo, en un estudio con un grupo control se aplicó el entrenamiento en la MAP a 28 pacientes con depresión crónica que habían tenido un nivel de depresión severo inicial, más tres episodios de depresión mayor y una historia de ideación suicida. Los resultados indicaron que se produjo una reducción importante de la misma (Barnoher, 2009).

 

En cuanto a la sintomatología de la ansiedad, en un estudio realizado por Kim (2009) se comparan 46 personas con ansiedad a las cuales se les dio un entrenamiento en MAP o mindfulness con un grupo control sometido a psicoeducación sobre la ansiedad. Entre los resultados se señala una reducción significativa de los síntomas de ansiedad en el grupo con el entrenamiento en mindfulness.

 

Parece razonable sostener que los tratamientos basados en la práctica de la atención plena suponen una aportación valiosa y prometedora, que podría contribuir de un modo singular a fomentar tratamientos psicológicos individuales y grupales para dar respuesta a las necesidades de atención psicoterapéutica.

 

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