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Aprende a ver la belleza en tus imperfecciones

Octubre 24, 2017

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¿Qué es? ¿Tus dientes? ¿Tus piernas demasiado delgadas o demasiado robustas? ¿Tus pecas? ¿Tu nariz? Todos tenemos un rasgo físico que nos hace sentir inseguros, y que, por más que intentamos ocultar o disimular, creemos que es lo primero que todo el mundo nota.

 

Hay mujeres que se sienten incómodas con mostrar su vientre después de un embarazo, hombres que se avergüenzan de sus brazos, adolescentes cuyo sueño es operarse la nariz, en fin, la lista es interminable. Si estás harto de vivir preso de tus complejos y crees que deberías comenzar a disfrutar la vida en lugar de pasártela escondido —porque "cómo voy a cumplir mi sueño de ser actriz con esta nariz", o "cómo creen que voy a nadar y qué todos vean mi panza"—, sigue leyendo y descubre cómo aprender a amar justo eso que más odias de ti mismo.

 

1. Acepta que tienes un complejo

El primer paso es el más difícil y probablemente el más liberador. La mayoría de las personas acomplejadas no aceptan sus inseguridades; al contrario, tratan de ocultarlas con conductas destructivas hacia ellos mismos o hacia los demás, es decir, son los típicos que hacen dieta en privado y en público se burlan de los gordos. Entonces, el primer paso para liberarte es que aceptes que tienes un complejo; reconócelo y racionalízalo: ¿de dónde viene tu complejo?, ¿desde cuándo lo tienes?, ¿crees que tus amigos y familia lo fomentan?

 

2. Comparte tu complejo con tus seres queridos

Una vez que aceptaste aquello que te acompleja, es muy importante que dejes de intentar ocultarlo. Busca el momento propicio y comparte tu inseguridad con tu familia. Recuerda que te aman y tratarán de hacerte sentir mejor, así que es muy probable que te respondan con un "Pero ni estás tan gordo/chaparro/narizón, no exageres". No te enojes con ellos; repito: lo hacen porque te quieren y porque les cuesta asimilar algo que te duele. Compartir tu inseguridad con tus seres queridos te dará perspectiva; verás como eso que te avergüenza sólo es importante para ti y en realidad nadie más le presta atención.

 

3. Enfatiza eso que no te gusta de ti

Este punto requiere de mucho valor y determinación, pero verás cómo en realidad funciona. Intenta resaltar lo que te acompleja. Si es tu nariz, por ejemplo, qué tal ponerle un piercing o unos nuevos lentes. Si son tus brazos, ¡compra playeras sin manga! Si es tu peso, llegó el momento de usar toda esa ropa que siempre te ha gustado pero que no te atrevías a probarte. Si son tus dientes, ¡a sonreír se ha dicho! Al principio vas a sentir que todo el mundo te mira como atracción de circo, pero no olvides que esa es sólo tu percepción basada en un prejuicio que tienes sobre ti mismo. 

 

4. Busca personas seguras de sí mismas que compartan rasgos contigo

¿Te acompleja el tamaño de tu boca? Ahí está Julia Roberts. ¿Crees que tu frente es demasiado grande? ¿Ya notaste la de Angelina Jolie? ¿Consideras que eres demasiado bajo de estatura para ser hombre? ¿Y Daniel Radcliffe? Creo que ya me expliqué: encuentra una persona que comparta el mismo rasgo que te acompleja, pero se mueste segura y feliz. Poco a poco te darás cuenta de que lo que importa es la actitud.

 

5. Convierte tu complejo en tu fuerza

Eso que te acompleja también es lo que te hace único. No existen los cuerpos perfectos, como dice el poeta y filósofo Jean-Luc Nancy: "Diferentes, los cuerpos son todos algo deformes. Un cuerpo perfectamente formado es un cuerpo molesto, indiscreto en el mundo de los cuerpos, inaceptable. Es un diseño, no es un cuerpo".

 

Aquello que te hace diferente, que te convierte en una persona en lugar de en un diseño, debe convertirse en una de tus fortalezas. Ha sido ocultado y menospreciado durante tanto tiempo que, a fuerza de templanza, probablemente ahora sea la mejor parte de ti mismo.

 

Aceptarte tal y como eres no sólo cambiará tu vida; también cambiará un poco el mundo. Salir a la calle feliz y sin miedo a lo que los demás opinen de ti puede ser un gran ejemplo para muchas otras personas que también sufren en silencio por no ser perfectos. Decirle al mundo: "Me quiero así, con mis dientes y mis brazos y mi nariz justo como son" podría ser una enorme inspiración para la gente que te rodea y hacer una diferencia en la vida de alguien que, justo ahora, se encuentre luchando contra sus complejos.


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