Aunque la microbiota a menudo se relaciona con la salud gastrointestinal, también está presente en tu piel y se conforma por microorganismos vivos como bacterias, virus, parásitos y hongos que habitan en la capa más superficial de la piel y actúan como barrera protectora de la misma.

También conocida como flora cutánea, esta barrera con más de 500 tipos de microorganismos se forma desde el nacimiento y conforme creces evoluciona de manera crónica gracias a factores como edad, sexo, genética, humedad, pH y localización geográfica, entre otros. Cuando este ecosistema se desequilibra, aparecen enfermedades dermatológicas como psoriasis, dermatitis atópica e incluso brotes.

Uno de los factores que podrían alterar este sistema de protección natural de tu piel son los productos cosméticos, razón por la cual existen productos de skin care que ayudan a proteger y reforzar tu microbiota facial. Entre las tendencias cosméticas para el cuidado del rostro se encuentra el uso de productos de origen vegetal o extractos naturales cuyos beneficios son aprovechados al máximo.

Tener una flora cutánea abundante y equilibrada es elemental para la salud general y especialmente para la apariencia de tu piel. Además, todos los microorganismos que la constituyen te ayudan a producir vitaminas y hormonas e incluso a mejorar tu estado de ánimo.

Detecta si la microbiota de tu rostro está sana

Si tienes una microbiota facial desequilibrada, lo podrás notar a simple vista a través de señales como resequedad, exceso de sebo, espinillas, brotes e irritación o enrojecimiento constante. ASH Natural, marca especializada en el cuidado de pieles grasas, recomienda lo siguiente para reestablecer la microbiota natural de tu piel:

• Evita el uso de jabones en barra para tu rostro, ya que este tipo de productos son alcalinos y alteran el pH natural de tu piel. Opta por champús faciales y cuando te seques, no te talles. La fricción excesiva en tu rostro al secarte hace que tu piel sea un terreno fértil para infecciones. Seca con pequeños toques.
• Utiliza sueros faciales que sean de hidratación profunda y tengan propiedades antinflamatorias, especialmente si tu piel es grasa. Evita aquellos con ácido salicílico (a menos de que un médico te lo haya recetado), pues a la larga pueden manchar y resecar tu piel. No olvides hidratarte correctamente según las necesidades de tu organismo y las recomendaciones de tu médico, aunque la regla general son ocho vasos de agua al día. 

Ahora que conoces más sobre el ecosistema que habita en tu piel, recuerda que no todas las bacterias y virus son malos, tu microbiota es única y hace mucho por mantener la apariencia de tu piel y reforzar tu sistema inmune. ¡Cuídala!

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