El estigma social relacionado a las cicatrices puede ser superado cuando se reflexiona con sinceridad sobre estas heridas o marcas que dejan ciertos eventos. Incluso, la percepción puede modificarse a tal grado que, la cicatriz, sin caer en el sadomasoquismo, puede ser un recordatorio de la belleza de la vida que perdura y que se impone a las dificultades.
El poeta sufí Rumi escribió "la herida es el lugar donde la luz entra en ti", una referencia a cómo las experiencias difíciles nos permiten abrirnos al mundo y sentir con mayor intensidad. Esta sensibilidad combinada del aprendizaje, se convierte en un canal de percepción aguda.
El psicólogo James Hillman, alumno de Carl Jung, escribió que "la herida y el ojo son uno y lo mismo", haciendo referencia a que ambas nos permiten ver. Lo que nos revela la herida, como el ojo que profundiza, es el alma, según Hillman. La cicatriz es la firma de esta visión y de este aprendizaje. Enfermedades, estados depresivos, crisis, pueden ser las puertas a descubrir la mayor profundidad del ser.
Con un poco más de alegría y color, el siguiente video, creado por el estuido Totuma para ayudar a combatir el cáncer de mama y sus estigmas sociales, nos muestra la belleza y el poder de las cicactrices, recordándonos que este tipo de experiencias en realidad sólo nos hacen más fuertes. La belleza va mucho más allá de los ideales creados por la publicidad, está ligada sobre todo a la vida y a nuestra actitud.