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6 cualidades que debería tener un buen líder en el trabajo

Marzo 10, 2021

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  • Cualidades que debe tener un buen líder para crecer junto con su equipo

Ser un buen líder no sólo consiste en establecer metas, dar indicaciones para cumplirlas y plasmar los resultados en reportes. En realidad, el papel más importante de un líder está en inspirar los resultados de los miembros de su equipo, mantener la motivación entre ellos y sacar lo mejor del potencial de cada uno.

 

Un estudio realizado por DDI y Harris Interactive encontró que el 98% de los empleados que tienen buenos líderes están motivados para hacer su mejor esfuerzo, mientras que sólo el 11% de los empleados con líderes ineficaces se sienten motivados para dar lo mejor de sí mismos.

 

Las siguientes son las principales cualidades que un buen líder debe tener para inspirar y motivar a su equipo, y así alcanzar los objetivos y obtener los mejores resultados.

 

Se enfocan en las fortalezas de cada persona

Los buenos líderes identifican las fortalezas individuales de los miembros del equipo y les brindan las oportunidades para usarlas; es decir, cultivan y optimizan los talentos y las capacidades de los demás.

 

Si bien algunas fortalezas serán obvias, los buenos líderes programan reuniones individuales y hacen preguntas como: ¿Qué es lo que más te gusta hacer como parte de tu trabajo? ¿Qué es lo que más extrañas de los trabajos que has tenido en el pasado y por qué? Así pueden conocer mejor a cada persona del equipo, sus intereses y necesidades. 

 

Son empáticos

Los líderes que sacan lo mejor de los demás escuchan lo que dicen los miembros del equipo y se ponen en su lugar. Cuando se trata de una situación emocional, escuchar y responder con empatía puede reducir inmediatamente la tensión pues, hasta que las cosas se calmen, no puede ocurrir nada productivo. Además, la empatía impulsará un mejor desempeño; esto es un gran motivador.

 

Reconocen el esfuerzo y los logros

Los buenos líderes también premian y reconocen el buen trabajo. La mala noticia es que, según los estudios realizados en esta área, entre uno y dos tercios de los líderes no son buenos para reconocer el buen trabajo.

 

A los líderes a menudo les preocupa que los elogios parezcan poco profesionales o que los miembros del equipo se vuelvan complacientes o confiados en exceso, pero es todo lo contrario. 

 

Ver que tu trabajo y esfuerzo son reconocidos y tus logros aplaudidos es una gran motivación. Al final, de lo que se trata es de hacer que una persona se sienta bien consigo misma incluso cuando se siente desafiada o atraviesa momentos difíciles y eso, por supuesto, se verá reflejado en un mejor desempeño en sus actividades.

 

Conectan a las personas adecuadas

Los líderes que sacan lo mejor de los demás son como "multiplicadores", ya que buscan talento en todas partes y se enfocan en encontrar personas, en cualquier nivel, que sepan cosas que ellos no saben

 

Son capaces de dejar a un lado el temor de tener en el equipo a alguien con muy buenas habilidades que ellos no poseen, ya que no se trata de competir ni de ser el único que sabe, sino de fortalecer al equipo.

 

Los multiplicadores se toman el tiempo para comprender las capacidades de cada individuo para que puedan conectar a cada uno con las personas adecuadas y las oportunidades adecuadas, lo que crea un círculo virtuoso de atracción, crecimiento y oportunidad.

 

No microgestionan

Ser un buen líder no se trata de asumir todas las responsabilidades ni pretender tener injerencia en todas las áreas de trabajo, sino de saber cuándo y cómo delegar. Los líderes se ven a sí mismos como entrenadores y maestros; dan mucha importancia a la autosuficiencia: una vez que delegan una tarea o decisión, no intentan retractarse.

 

Los buenos líderes tienen cuidado de no microgestionar. Su trabajo es asignar o dirigir metas generales en el trabajo que debe hacerse, pero nunca deben hacerlo por la persona; además, deben enfocarse específicamente en su equipo y su área de acción, sin inmiscuirse en la dirección de otros equipos.

 

Los objetivos estrictos que impulsan a las personas pueden tener un gran impacto en cómo se sienten sobre sí mismas, su trabajo y lo que pueden lograr. Así que el líder debe apelar a las fortalezas de cada integrante del equipo, asignarle responsabilidades adecuadas a ellas y dejarlos actuar para que logren sus metas y objetivos.

 

A medida que los miembros del equipo obtienen pequeños logros y más responsabilidades, su confianza aumenta y los problemas aparentemente insuperables parecen menos abrumadores. Los obstáculos se convierten en acertijos interesantes para que el equipo los resuelva.

 

Crean entornos seguros

Los líderes permiten que los integrantes de su equipo piensen, hablen y actúen con seguridad y sin temor.

 

Si bien pueden crear un nivel de exigencia que requiere un trabajo y esfuerzo de alto nivel por parte del equipo, también tienen una alta tolerancia a los errores y comprenden la importancia de aprender en el camino.

 

De este modo, crean espacios mentales en los que las personas pueden prosperar y en las que se sienten seguras de opinar, cuestionar y actuar a su manera y a su ritmo, e incluso de equivocarse y reconocerlo sin miedo.

 

Un buen líder aplica aquella máxima de felicitar en público y llamar la atención en privado; además, al hacer ver a alguien que cometió un error, lo hace desde el respeto y la empatía, se muestra comprensivo y, lejos de ser coercitivo, busca lograr que de ese error surja una lección que ayude al crecimiento de la persona y, por ende, del equipo. 

 

Imagen de portada: Freepik


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