Científicos del Hospital General de Massachusetts (MGH, por sus siglas en inglés) identificaron una vía biológica que provoca inflamación crónica. Este hallazgo científico puede ayudar a explicar por qué las personas sedentarias tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiacas y sufrir accidentes cerebrovasculares.

En Nature Medicine se publicó un estudio en el que científicos del MGH y otras instituciones encontraron que el ejercicio regular bloquea esta vía. Este descubrimiento podría ayudar al desarrollo de nuevas terapias para prevenir la enfermedad cardiovascular.

El ejercicio regular protege el sistema cardiovascular, al reducir los factores de riesgo como el colesterol y la presión arterial. "Creemos que hay ciertos factores de riesgo para la enfermedad cardiovascular que no se comprenden completamente", dice Matthias Nahrendorf, del Centro de Biología de Sistemas del MGH. En particular, Nahrendorf y su equipo querían comprender la inflamación crónica, que contribuye a la formación de bloqueos que obstruyen las arterias llamadas placas.

Nahrendorf y sus colegas examinaron cómo la actividad física afecta la actividad de la médula ósea, específicamente las células madre y progenitoras hematopoyéticas (HSPC). Los HSPC pueden convertirse en cualquier tipo de glóbulo, incluidos los glóbulos blancos llamados leucocitos, que promueven la inflamación.

El cuerpo necesita leucocitos para defenderse de las infecciones y eliminar cuerpos extraños "pero cuando estas células se vuelven demasiado celosas, comienzan a inflamarse en lugares donde no deberían, incluidas las paredes de las arterias", dijo Nahrendorf.

Nahrendorf y sus colegas estudiaron a un grupo de ratones de laboratorio en jaulas con caminadoras (sí, suena simpático). Algunos de los ratones corrían cada noche alrededor de 3 kilómetros. Otro grupo de ratones no tuvo actividad en su jaula, y después de 6 semanas los que corrieron tuvieron una reducción significativa de la actividad de HSPC y los niveles más bajos de leucocitos inflamatorios, en comparación con los ratones que simplemente se sentaron en sus jaulas todo el día.

Nahrendorf explica que el ejercicio provocó que los ratones produjeran menos leptina, una hormona producida por el tejido graso que ayuda a controlar el apetito, pero también indicó que los HSPC se volvían más activos y aumentaban la producción de leucocitos.

En dos grandes estudios, el equipo detectó altos niveles de leptina y leucocitos en humanos sedentarios que tienen enfermedades cardiovasculares relacionadas con la inflamación crónica. Este experimento confirma que los estilos de vida sedentarios afectan la salud cardiovascular y subraya la importancia de seguir las pautas de actividad física.

En el estudio se encontró que la reducción de los niveles de leucocitos mediante el ejercicio no hacía que los ratones que corrían fueran vulnerables a la infección. En este trabajo se subraya la importancia de la actividad física regular, pero se centra más en cómo el ejercicio amortigua la inflamación y podría conducir a nuevas estrategias para prevenir ataques cardiacos y accidentes cerebrovasculares.

Con información de Harvard Gazette