Para las tardes calurosas, no hay nada más grato que tener un vaso de tu bebida helada para saciar la sed y apagar el calor; sin embargo, no todas las bebidas son recomendadas. Si el refresco es tu bebida de preferencia, debes saber que las bebidas carbonatadas no se recomiendan para rehidratar o refrescar el cuerpo. Lo ideal es beber agua, aproximadamente ocho vasos por día, y esto lo escucharás todo el tiempo. Pero, ¿qué te parece agregarle un poco de sabor a tu bebida? 

Si le añades té a este líquido vital, no sólo le agregas sabor (y si quieres dejar el refresco, esta es una gran opción para sustituirlo), pues el té es reconocido por su papel para prevenir el daño a nivel celular. El té es una bebida milenaria que se asocia con numerosos beneficios para la salud. 

Puedes encontrar el té en sus diferentes formas de consumo: verde, oolong y negro. Éstos provienen de la misma planta, pero según el procesamiento y tipo de fermentación, se pueden obtener variables del té. Los médicos Diane McKay y Jeffrey B. Blumberg comparten en un artículo que entre el 76% y 78% del té que se consume en el mundo es negro; el 22% es té verde y menos del 2% es oolong.

Tanto el té verde como el té negro provienen de la planta Camellia sinensis, que pertenece a la familia de las Theaceae o Ternstroemiaceae, de acuerdo con su nombre científico, que son originarias del norte de la India y el sur de China. El té ha sido vinculado con un efecto protector en diferentes patologías importantes, debido a que contiene altas concentraciones de catequinas y polifenoles, los cuales son sustancias químicas que actúan como antioxidantes.

Alberto Molás, miembro del Consejo Médico de Herbalife Nutrition, señala que el oxígeno "es fundamental para nuestra existencia. Necesitamos respirar para oxigenar nuestras células". El especialista comenta que en ocasiones, este oxígeno se convierte en un radical libre y se vuelve dañino para otras moléculas, ya que forma reacciones químicas que pueden provocar enfermedades, entre ellas, cáncer.

El cáncer es la transformación de una célula normal a una anormal que se multiplica constantemente hasta formar masas de células anormales, al punto en el que prevalecen las células anormales. Los radicales libres alteran a moléculas estables y, por lo tanto, necesitan ser "atrapados" por los antioxidantes, mismos que se producen en nuestro organismo, aunque no en una cantidad fija. Por ello, el consumo de antioxidantes (como el té) mediante nuestra dieta puede ayudar en este proceso. 

Prepara el té de la manera correcta

Para un refrescante té, calienta el agua, pero no la dejes hervir. En una tetera o directamente en una taza, deja reposar el té de 3 a 4 minutos; puede ser menos, según la intensidad del sabor que te guste, pero no más del tiempo recomendado, pues de otra manera el té se amargará. Retira la bolsita, pero no exprimas el excedente. Puedes endulzarlo, agregar un poco de leche y la cantidad de hielos que prefieras, aunque tomarlo caliente también ayuda a regular tu calor interno, pero todo es cuestión de antojo.