Los estilos de vida actuales exigen mucho de las personas, y a menudo las 24 horas del día no son suficientes para realizar todos los pendientes, e incluso se le roban horas al sueño para poder terminarlos. Sin embargo, se sabe por múltiples estudios que el sueño, junto con una adecuada nutrición y actividad física, desempeña un papel esencial en el crecimiento, desarrollo, maduración y estado de salud de niños, adolescentes y adultos.
Marien Garza, miembro del Consejo Consultor de Nutriólogos de Herbalife Nutrition, explica que "un buen descanso ayuda a controlar el ritmo diurno de las hormonas relacionadas con la homeostasis energética y, por lo tanto, promueve que tengamos un metabolismo correcto para mejorar nuestra calidad de vida".
La especialista comparte la reciente evidencia de estudios epidemiológicos que indica que la prevalencia e incremento de casos de obesidad está relacionada con la disminución de la duración del sueño, tanto en niños como en adultos. La corta duración del sueño puede ser un factor de riesgo para el desarrollo de obesidad, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Hay algunos mecanismos que pueden explicar este vínculo. La corta duración del sueño y la obesidad pueden propiciar el aumento del apetito, es decir, "la restricción del sueño desempeña un papel en la reducción de la actividad oxigénica en el área hipotalámica cerebral y la inhibición de la actividad hipotalámica que modula la regulación del apetito, provocando así, un aumento del hambre", señala la especialista.
Otro mecanismo está relacionado con las alteraciones hormonales, entre ellas, una mayor liberación de hormona de crecimiento (GH) y ghrelina durante el día, y una mayor liberación de cortisol por la noche. "Estos cambios hormonales pueden contribuir a la desregulación energética que conduce al aumento de peso y la obesidad".
Los cambios que se producen por no dormir correctamente incluyen la manera en que percibes la comida. En un estudio se reveló que los antojos de alimentos cambian con la falta de sueño. Cuando no duermes bien y el cortisol está alto, tu cerebro quiere calmarse y lo hace al liberar serotonina, lo que incrementa la necesidad de comer alimentos ricos en grasas y carbohidratos.
La duración adecuada y saludable del sueño tiende a disminuir con la edad. Durante la infancia y la adolescencia, se debe descansar entre 8 y 10 horas al día. Para los adultos, lo recomendable es dormir entre 6 y 8 horas al día.
Es necesario mejorar los hábitos de higiene del sueño para obtener un mejor descanso. Un sueño verdaderamente reparador te ayudará a restablecer cualquier daño metabólico y dará como resultado una mejor composición corporal y una mejor calidad de vida.