Aunque la incontinencia urinaria puede aparecer a cualquier edad y afecta a ambos sexos, su incidencia aumenta con la edad y es más frecuente en las mujeres, en quienes puede presentarse durante el embarazo o el posparto, en la época de la menopausia y durante la tercera edad.
El segmento de edad en el que este padecimiento se vuelve más recurrente inicia entre los 50 y 60 años, debido principalmente al deterioro funcional, tanto físico como mental, ocasionado por el envejecimiento.
Pero además de las personas de edad avanzada, existen casos en los que los pacientes, aunque sean jóvenes, presentan alguna condición que les genera incontinencia o que, aunque no la tengan, no les permite desplazarse al sanitario para orinar.
En estos casos se hace necesario el uso de ropa interior absorbente, pañales para adulto, protectores de cama o toallas sanitarias especiales para incontinencia.
Además, las personas que se vuelven más dependientes requieren de un cuidador que se haga cargo de ellos y que les ayude a realizar sus actividades cotidianas.
Así, la figura del cuidador adquiere una gran importancia para el bienestar de los pacientes, ya sea que se trate de una persona especializada o de un familiar que se encarga de atender a su ser querido.
Los pacientes con incontinencia tienen riesgo de sufrir problemas de la piel, debido a la humedad que genera la orina. Las áreas de la piel más afectadas suelen ser los glúteos, las caderas, los genitales y el área entre la pelvis y el recto (perineo).
La humedad excesiva en estas áreas hace que sea probable tener problemas como enrojecimiento, descamación, irritación y candidiasis.
También se pueden presentar llagas o úlceras si la persona se encuentra desnutrida por no alimentarse adecuadamente, si ha recibido radioterapia en el área afectada o si pasa la mayor parte del tiempo en una misma posición, ya sea sentada o acostada.
Cuando no se usan adecuadamente, los productos para incontinencia, como pañales, ropa interior absorbente y toallas sanitarias, pueden empeorar los problemas de la piel. Por ello, es muy importante tener mucho cuidado con la higiene (lava tus manos antes y después de ayudar a la persona con el cambio de sus prendas, toallas, pañales o protectores de cama), así como mantener la piel limpia, seca e hidratada.
Si tienes la responsabilidad de cuidar y atender a alguien con incontinencia, procura usar limpiadores cutáneos que no causen resequedad o irritación, así como cremas humectantes. Evita productos que contengan alcohol, ya que pueden irritar la piel.
Considera la posibilidad de usar una barrera contra la humedad, como las cremas o ungüentos que contienen óxido de zinc, lanolina o vaselina, que ayudan a formar una barrera protectora sobre la piel.
Estos productos se deben aplicar después de limpiar y secar bien la piel, tras cada cambio. Consulta con el médico cuál es la mejor alternativa para el caso específico del paciente.
Si la condición de la persona la obliga a permanecer en cama todo el tiempo, es importante ayudarla a que cambie de posición con frecuencia, al menos cada 2 horas, para evitar que el roce constante en las mismas zonas de la piel ocasione irritaciones y posibles llagas.
También se recomienda usar almohadas y cojines (de preferencia ergonómicos y que se adapten a la forma del cuerpo) para ayudar a que los cambios de postura sean más cómodos.
En cuanto a la ropa, es importante que ésta sea cómoda y fácil de quitar y poner para realizar los cambios. Es preferible que las prendas se cierren y ajusten con velcro, en lugar de con botones o cierres.