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Semillas que ayudad a aumentar la saciedad y combatir la obesidad

Abril 07, 2021

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  • Semillas como la linaza, chía, comino negro, girasol, ajonjolí y calabaza tienen gran potencial para incrementar la saciedad

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  • Estas 6 semillas tienen compuestos bioactivos como ácidos grasos, esteroles, compuestos fenólicos y fibra dietética

El continente americano tiene la mayor cantidad de población con sobrepeso en el mundo. La Organización Mundial de la Salud señala que el 62.5% del total de la población mundial lo padece, y cerca de una tercera parte de esa cifra vive con obesidad.

 

En torno a la situación actual con covid-19, autoridades en el sector salud han mencionado que las personas con obesidad severa tienen más riesgo de hospitalización, cuidados intensivos, ventilación mecánica o incluso muerte, debido a que la obesidad facilita el desarrollo de trastornos metabólicos como diabetes, enfermedades cardiovasculares y crónicas como accidentes cerebrovasculares, osteoartritis y algunos cánceres.

 

Junto con el ejercicio y una dieta baja en azúcares y carbohidratos, las grasas saludables son algunos factores clave para prevenir la obesidad y el síndrome metabólico. Algunos compuestos bioactivos o nutracéuticos de ciertas semillas ancestrales se han relacionado con la pérdida de peso, como inhibidores de enzimas involucradas en la digestión y absorción de grasas, además de supresores del apetito.

 

Por lo anterior, un grupo de investigación del Cinvestav Unidad Irapuato encabezado por Octavio Paredes López, propuso identificar y estudiar algunos de los cultivos más antiguos distribuidos en forma global y con mayor potencial para incrementar la saciedad durante el consumo de alimentos. Estos seis cultivos, cuyas semillas tienen las propiedades señaladas, son la linaza, la chía, el comino negro, el girasol, el ajonjolí y la calabaza.

 

Estas semillas tienen compuestos bioactivos, como ácidos grasos, esteroles, compuestos fenólicos y fibra dietética. Se sabe que su consumo frecuente aumenta la saciedad, lo que ayuda al control de la obesidad y, consecuentemente, a prevenir otros síndromes metabólicos. Un aspecto interesante es que, entre estos seis productos agroalimentarios funcionales seleccionados, dos de ellos son originarios de Mesoamérica: chía y calabaza.

 

La revista científica Critical Reviews in Food Science and Nutrition, una de las más destacadas en el mundo en los temas de alimentos y nutrición, publicó un artículo de Octavio Paredes donde se aborda este estudio. Ahí, Paredes brinda características de los cultivos de semillas antes mencionados para su implementación en la dieta alimenticia de las personas.

 

“El documento explica cómo este tipo de semillas son fuentes naturales de ácido alfa-linolénico (ALA, X-3), fibra, proteínas de alto valor biológico y antioxidantes naturales, que han mostrado funciones biológicas como antinflamatoria, anticancerígena, antimicrobiana, antitrombótica y moduladora de la saciedad”, explica el investigador. 

 

La linaza (Linum usitatissimum) se ha convertido en un atractivo alimento nutricional debido a su contenido alto de ALA, fibra dietética, secoisolariciresinol diglucósido (SDG, un antioxidante fitoestrogénico) y proteínas. Semillas como la chía (Salvia hispanica) que libera mucílago (fibra soluble), la semilla de girasol (Helianthus annuus), de sésamo (Sesamum indicum) y la de calabaza, poseen propiedades que podrían ayudar a mantener el control glucémico y la saciedad. Por lo tanto, su capacidad para mejorar el estrés oxidativo y la dislipidemia conduce a la reducción de las afecciones cardiacas en pacientes obesos.

 

Todas estas semillas, provenientes de plantas de floración anual, se emplean como ingredientes alimenticios y botanas que reducen el apetito, ayudan a la digestión y aumentan la saciedad después de las comidas, son una fuente rica de vitaminas y proteínas y son bajas en carbohidratos, a diferencia del comino negro (Nigella sativa) que se usa comúnmente como especia y cuyo extracto de semilla puede aumentar la secreción de insulina e inducir la proliferación de células B pancreáticas.

 

Estos cultivos, utilizados de diferentes formas desde tiempos ancestrales, han sido ampliamente estudiados en las últimas décadas como fuente de compuestos bioactivos y agentes naturales para reducir los efectos secundarios de la obesidad y el sobrepeso; es decir, su incorporación a la dieta habitual, acompañados de una alimentación equilibrada y ejercicio, podría mejorar la calidad de vida.

 

Fotografía de portada: Freepik


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