La vagina es muy sensible y su equilibrio muy delicado, por lo que debe prestar especial atención en sus cuidados. Seguramente sabes que la ropa interior de materiales sintéticos o muy ajustada puede ocasionar infecciones, o que debes cambiar tus tampones cada cuatro horas como máximo. Sin embargo, existen muchos hábitos con una práctica muy extendida entre las mujeres que pueden resultar perjudiciales, te decimos los cinco más comunes:
1. Asearte incorrectamente al orinar
La manera correcta de asearte después de orinar es de adelante hacia atras, es decir, de los labios vaginales hacia el ano. De otra forma podrías llevar bacterias que se encuentran en tu zona anal hacia tu vagina ocasionando infecciones muy molestas e incluso peligrosas. Tampoco se recomienda el uso de toallitas húmedas para el aseo rutinario en el baño pues pueden provocar rozaduras e irritación.
2. Usar desodorantes vaginales
La vagina tiene un olor natural que, cuando se encuentra en buen estado de salud, puede ser penetrante pero no desagradable. El uso de desodorantes vaginales puede irritar la piel de la zona y provocar resequedad y malestar. Mientras el olor de tu vagina no venga acompañado de comezón o secreción anormal no tienes nada de qué preocuparte.
3. Usar pantiprotectores todos los días de tu ciclo
Los pantiprotectores están diseñados para esos días del ciclo menstrual en los que las mujeres producen una secreción más abundante, no para usarse diariamente. Usar un pantiprotector diario provoca que exista más calor y humedad en la vagina y le impide respirar por lo que se crea el ambiente propicio para que aparezcan bacterias que pueden generar infecciones.
4. Autorrecetarte tratamientos cuando tienes una infección
En la actualidad existen muchos tratamientos de venta libre para las infecciones vaginales y la mayoría de las mujeres los compra y utiliza sin haber consultado con un profesional, esto puede ser muy peligroso pues al automedicarte podrías estar encubriendo o pasando por alto otros síntomas. No todas las infecciones vaginales son iguales ni se tratan de la misma manera, lo ideal es que ante cualquier molestia acudas directamente a un ginecólogo para que te recete el tratamiento más adecuado.
5. Tocarte o permitir que te toquen con las manos sucias
Durante la masturbación o las relaciones sexuales la higiene es fundamental. Llevar las manos sucias al área genital puede ser muy peligroso. Antes de tocarte o de que tu pareja te toque, asegúrate de que tanto las manos, como cualquier parte del cuerpo (o juguete) que entre en contacto con tu vagina esté limpio. El semen es esteril y no contiene bacterias, pero la saliva y las manos pueden estar repletas de ellas.