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Caminar sin rumbo estimula la creatividad

Febrero 29, 2016

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5 minutos de lectura

Caminar y sobretodo caminar sin rumbo fijo, dispuesto a la aventura y al descubrimiento es un arte en peligro de extinción que haríamos bien en recuperar. Pues una investigación por parte de científicos de la Universidad de Standford reveló que caminar (incluso en una caminadora) no sólo resulta beneficioso para el cuerpo, también estimula la creatividad.  Además Julia Cameron, autora de “Walking in this world” ha dejado claro en sus numerosos libros que caminar es una de las herramientas por excelencia para los artistas que buscan lograr la complicada alquimia entre la inspiración, la productividad y la constancia.  En palabras de la autora: 

 

Caminar crea intuición. Si tu sales a caminar con un problema, caminarás de vuelta con una solución. Este tipo de caminata se hace solo. Sin un iPhone. Sin tu perro (si tienes un perro y sales con él a una caminata, estás yendo por la caminata de tu perro). Cuando estás caminando vas a un ritmo más lento; estás más atento al entorno. Con ejercicios como correr tendemos a fugarnos. Caminar hace estar presentes”. 

 

Puede ser que la ciencia esté empezando a probar los efectos beneficiosos de caminar para las mentes creativas, sin embargo al parecer muchos escritores, científicos y artistas han echado mano de estas caminatas para encontrar inspiración.  En su libro “Caminatas nocturnas” Charles Dickens explica cómo fue que se aficionó  a esta práctica. 

 

Hace algunos años, una temporal inhabilidad para dormir, relacionada con una inquietante impresión me  llevó a caminar por las calles durante toda la noche, por varias noches. El desorden (del sueño) pudo haber tomado mucho tiempo en resolverse, si sólo lo hubiera experimentado tendido en mi cama. Pero pronto fue vencido por el enérgico tratamiento de levantarme justo después de acostarme, salir y volver cansado a casa al amanecer”. 

 

Sin embargo el tiempo y las ciudades han cambiado desde que Dickens empezó a practicar sus caminatas nocturnas. Quizá no todos los ciudadanos se sentirían lo suficientemente seguros o inspirados si salieran a caminar por su cuadra a deshoras. Por otro lado, puede que otros encuentren el terreno demasiado hostil, pues muchas ciudades contemporáneas no han sido diseñadas tomando en cuenta las necesidades de los peatones  

 

Las políticas de movilidad en las ciudades resultan de particular relevancia si consideramos que la mayoría de la  población del mundo se concentra en ellas. De hecho, de acuerdo a cifras de la  Organización Mundial de la salud (OMS) el 54% de las personas habitan en entornos urbanos. Además se calcula que este porcentaje aumentará en los próximos años. Es verdad que las ciudades y sus condiciones definen las vidas de sus habitantes pero ellos también son capaces de modificar su entorno. Establecer políticas de movilidad que favorezcan a los peatones y los no-usuarios de automóviles podrían beneficiar a las ciudades y sus habitantes significativamente.

 

Aunque hay otras razones por las cuales caminar y sobretodo caminar sin rumbo es un arte en peligro de extinción. El tiempo empleado en trasladarse de un lugar a otro es considerado como tiempo muerto y eso es algo que las vidas ocupadas de los habitantes citadinos no parecen tolerar. Además de que tener un auto es todavía considerado por muchos como un símbolo de status al cual aspirar. Esto podría ser un ejemplo de cómo las políticas de movilidad también responden a los valores culturales de cada sociedad. También podría ser una buena oportunidad para que los pobladores de cada asentamiento decidan cómo quieren vivir. Lo cierto es que si buscamos existencias más sanas y más creativas debemos abrir áreas de oportunidad para crear un mundo donde dichas vidas puedan florecer a nivel colectivo

 

Puede ser que el cumplimiento de las metas colectivas parezca una visión fugaz en algún lejano punto de la línea del tiempo. Sin embargo, siempre podemos empezar a nivel individual y quizá la forma más natural de dar un primer paso en este sentido sería caminando sin rumbo y con ánimos de exploración. Caminar por el placer de caminar como si el sólo acto de andar errantes nos recordase que somos libres de viajar a dónde sea y pudiese contagiarnos de un sentimiento de libertad que pueda inspirarnos a crear como individuos libres y conscientes.  Así que he aquí 3 pasos básicos para empezar a ampliar las fronteras de tu territorio:

 

1. Deja el celular de lado.

Ponlo en silencio, olvídate de caminar texteando. Es muy peligroso. Descansa de la pantalla y mira a tu alrededor.

2. Quítate también los audífonos.

Sí, a todos nos encanta escuchar música, pero esta es tu oportunidad de estar totalmente atento a los detalles del entorno.

3. Da el primer paso.

Después de todo así empiezan los grandes viajes. 


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