Las pérdidas siempre son difíciles. La separación en una relación no es la excepción y se trata de una experiencia muy dolorosa, no sólo por la pérdida en sí, sino porque esta experiencia hace que resurjan dolores pasados, ocasionados por situaciones similares que en su momento no sanaron por completo.
Dado lo dolorosa que puede ser una ruptura, es comprensible que puedas caer en el modo más común para manejar el dolor, que es evitar y negar. Los caminos más fáciles para hacerlo son a través de la comida, el alcohol, las compras y, ahora, el internet. La mejor manera en que estas actividades o conductas controlan el dolor es a través de un viaje obsesivo a la mente, donde el desorden del corazón se mantiene a raya, al menos por un rato.
El duelo es una experiencia que ayuda a liberar el dolor, mientras que ese viaje te mantiene atascado con el dolor en la mente. Darle vueltas y vueltas obsesivamente a una historia en particular (como tratar de descifrar quién y qué hizo mal en la relación) crea estancamiento mental e impide que la pena se mueva y fluya para que puedas seguir adelante.
Generalmente no se sabe cómo guiar a las personas a través del dolor, que es un viaje necesario. Lo que suele hacerse es invitarlas a evitarlo: "No llores", "Ya no sufras más" y "Deja de estar triste" son frases comunes ante el dolor ajeno.
Así que en lugar de llorar de una manera saludable, que permita a las personas dejar ir, la mayoría termina con el sentimiento atorado. Este es el mayor error que se comete cuando se trata de superar a un ex.
Para sanar, debes estar dispuesto a sentir el dolor. Incluso las rupturas que se producen por buenas razones deben permitirte sentir el dolor físico por terminar la relación. Para todos será de una manera diferente, pero lo que funciona es bajar la velocidad, cerrar pantallas, ensimismarse y permitirse llorar, mover, dibujar o simplemente respirar. El duelo es lento y te permite una sensación de ligereza y liberación.
Las vacaciones y los fines de semana serán los más dolorosos, ya que estarás más tiempo solo, en lugar de tener la compañía a la que estabas acostumbrado. Pero ve esos momentos de soledad como una oportunidad para darte cuenta de qué manera te distraes del dolor, al hacer conciencia de tus sentimientos y preguntarte "¿Cómo me encuentro hoy?".
Date el tiempo de bajar el ritmo, respirar profundamente y escribir en tu diario. Son acciones simples pero son significativos pasos que puedes tomar para sanar y liberarte, para moverte al siguiente escenario de tu vida.