Dejar el automovil para utilizar el transporte público y otros medios alternativos de movilidad como la bicicleta forma parte de las acciones que puedes hacer por el bienestar del planeta. Pero estas medidas también implican riesgos, y desafortunadamente muy pocos piensan en usar la bicicleta porque a menudo es difícil y peligroso utilizarla en las ciudades, donde no hay carriles especiales o las calles están llenas de baches, además de que la calidad del aire pocas veces es buena.
La contaminación del aire es un problema universal abrumador, ya sea que se trate de partículas finas o contaminantes aún menos visibles, como el dióxido de azufre, de los que casi nadie puede escapar. Un análisis reciente de la Organización Mundial de la Salud encontró que en 91% del mundo existe contaminación tóxica del aire, por encima de los niveles considerados seguros. La contaminación del aire también se relaciona con la infertilidad, el cáncer y la depresión.
No puedes huir de la contaminación del aire, hay riesgos en todas partes. Hay un estudio que aborda los beneficios de andar en bicicleta contra respirar el aire contaminado y se descubrió que sí, el ciclismo todavía vale la pena. Incluso en las ciudades más contaminadas, se considera que un paseo de 1 hora en bicicleta tiene beneficios positivos. Según un estudio realizado en Salt Lake City, la exposición a la contaminación del aire para los ciclistas es equivalente a conducir con las ventanas abiertas (tiene sentido), y es menor a viajar en autobús.
No hay que subestimar los impactos en la salud producto de la contaminación del aire. Si cuentas con buena salud, puedes soportar el aire contaminado sin mayor riesgo, pero no todos tienen esa fortuna. Los ancianos, las personas con asma u otros problemas respiratorios, o los niños pequeños, son los más vulnerables a la gran cantidad de partículas dañinas.
Naturalmente, los vehículos con motor son una parte importante de la cantidad de contaminación del aire en todo el mundo. Los coches expulsan partículas a través de su escape, y esto produce un gran porcentaje de la contaminación del óxido de nitrógeno que se considera un contaminante dañino y común del aire. Otras causas de la contaminación del aire incluyen fuentes estacionarias como las refinerías, industrias que emiten sustancias químicas nocivas.
La decisión de usar o no la bicicleta va más allá de los riesgos y beneficios personales; también se trata de comprender qué es mejor para la salud del planeta. En ese escenario, ¿estaría justificado elegir conducir para reducir la propia exposición a la contaminación? Recuerda: vas a estar expuesto a la contaminación del aire sin importar cómo decidas transportarte. Puedes estar menos expuesto a la contaminación del aire mientras conduces tu automóvil con las ventanas cerradas, pero al hacerlo, aportas a la contaminación. Eventualmente tienes que dejar tu auto y respirar el mismo aire que todos los demás.
En medio de una crisis climática, son pocos los años para escapar de los peores impactos del calentamiento global, por lo que es recomendable incorporar diversas acciones que ayuden a frenar la situación en diferentes aspectos de la vida. Reusar, reciclar y reducir, son sin duda las mejores acciones para vivir más limpios.
En términos de ciclismo, al menos, la respuesta es afortunadamente simple y directa: sí puedes pedalear y disfrutar de hacerlo. Los beneficios para la salud están a tu favor, pero también es una manera de contribuir al mejoramiento de la calidad del aire, independientemente de la recompensa personal. Y como ciclista, apoyas a impulsar la cultura del pedaleo para una mejor infraestructura: más bicicletas y mejores condiciones para rodar por las calles.
Te puede interesar: 6 consejos para viajar seguro en bicicleta
Con información de Grist