El residuo cero, también conocido como zero waste, es el movimiento que aboga por reutilizar los productos para evitar que se conviertan en basura, especialmente cuando están diseñados para ser utilizados una sola vez. Nuestros hábitos de consumo poco conscientes han hecho que una parte de los productos que compramos terminen en la basura apenas llegamos a casa, pues sus empaques son charolas o envolturas que terminan de inmediato en la basura. 

El movimiento zero waste busca cambiar la mentalidad de el mayor número de personas posible, para hacernos más responsables y participativos por el bien de nuestro planeta. También escala a los productores para que sus modelos sean más limpios, y en toda la cadena se reduzcan los residuos tanto como sea posible. 

En este paradigma, el ciclo de vida de los objetos se alargaría con el reciclaje. Por este motivo, exige incluir en su composición la mayor cantidad posible de materiales biodegradables que no dañen el planeta. En la actualidad, estos materiales se degradan más rápido, comparado con los plásticos que tardan entre uno y cuatro siglos en degradarse. 

¿Qué significa que el residuo es cero?

Según la Aliamza Internacional Zero Waste (ZWIA), se trata de lograr "la conservación de todos los recursos mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsable de todos los productos, embalajes y materiales, sin quemarlos y sin vertidos al suelo, al agua o al aire para que no amenacen el medioambiente o la salud humana". 

Según la Conferencia de alcaldes de Estados Unidos, "el concepto de desperdicio cero va más allá del reciclaje y el compostaje al final del ciclo de vida de un producto. Abarca todo ese ciclo, desde el diseño del producto que incluye el uso y manejo de materiales de manera que preserven el valor, minimicen los impactos ambientales y conserven los recursos naturales". 

Compromiso del consumir

El modelo del zero waste se resume en las 5 R's, en donde entran nuestros actos como consumidor final:

1. Rechazar lo que no se necesita. Al momento de elegir un producto estudia muy bien el envase en el que viene. 

2. Reducir lo que sí se necesita. Comprar productos de mayor volumen para evitar la recompra cercana. 

3. Reutilizar todo tipo de materiales, envoltorios y envases, incluso consumir productos de segunda mano. 

4. Reciclar todo aquello que no se puede rechazar ni reducir. 

5. 'Rot', la palabra inglesa para sugerir realizar composta con todo aquello que se puede descomponer para realizar un abono natural.

De igual manera es muy importante evitar el desperdicio de alimentos, ya que casi la mitad de los productos alimenticios terminan en la basura, al mismo tiempo que el hambre es una de las preocupaciones sociales más grandes. Comprar lo justo, utilizar lo necesario y cuidar todos los procesos de refrigeración y mantenimiento para no desperdiciar alimentos, además de compostar la mayor cantidad posible de residuos orgánicos.