Interesantemente, los huertos en zonas urbanas se desarrollaron en Reino Unido, Estados Unidos y Canadá, durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial. En ese tiempo se les llamó “jardines de guerra”, “jardines de alimentos para la defensa” o simplemente “jardines de la victoria”. Su propósito era aliviar la presión que significaba producir suficientes alimentos para la población civil durante el conflicto armado. El cual llevó a los gobiernos a racionar los recursos alimenticios.
Las familias eran animadas a hacer huertos y producir sus propias frutas y verduras. Esta no sólo era una forma de asegurar el alimento, también contribuía a mantener la moral de los civiles quienes sentían que estaban haciendo algo útil. Sembrar un huerto les permitía la oportunidad de intervenir para asegurar su subsistencia. La medida tuvo tanto éxito que 40% de los alimentos consumidos procedían de dichos jardines.
Las condiciones actuales han cambiado. Los habitantes de las ciudades tenemos un abanico de alimentos importados de todos los rincones del mundo al alcance de nuestras manos y bolsillos gracias a los supermercados. También podemos comprar comida procesada y empacada, alimentos precocidos listos para servirse y otras monerías de la vida contemporánea. Entonces ¿por qué deberíamos invertir tiempo y esfuerzo en consechar nuestras frutas y verduras?
Primero que nada por el sabor, si cultivas tus propios vegetales o hierbas para tisanas notarás que son más ricos. Esto se debe a que no han tenido que viajar un largo camino para llegar a tu mesa, ni sufrido la manipulaciones en su proceso de maduración. Además si tu plantas tu comida podrás estar seguro de que está libre de químicos nocivos para tu salud. Por si esto fuera poco, conectarte con los ciclos de la naturaleza puede enriquecer tu vida con nuevas experiencias y bienestar general al llevarte a consumir frutas y verduras de estación.
Además, hacer un huerto urbano también puede ser una excelente forma de conocer personas con inquietudes afines. Un ejemplo de esto es Laboratekio, un colectivo cuyo propósito es formar huertos urbanos a través del intercambio. Ellos creen que si hay voluntad, entonces habrá una forma de hacer tu huerto sin importar lo pequeño de tu presupuesto. Su forma de trabajar va más allá del sembrar plantas, también crean comunidades a través de acciones saludables en torno a la ecología. Su propuesta es sencilla: si tu reúnes a tus amigos para hacer tu huerto, ellos colaborarán con su conocimiento para enseñarte cómo sembrar y cuidar de tus plantas.
Por otro lado, si tu problema es una falta de espacio, no te preocupes. A pesar de que se considera ideal contar con una azotea, terraza o balcón, también puedes experimentar sembrando en macetas. Otra opción es realizar un jardín aéreo con plantas que cuelguen desde el techo o uno vertical sobre un muro. Estas opciones no sólo ayudan aprovechar óptimamente cada centímetro de espacio que tengas, también dota el ambiente de una belleza relajante.
Puede ser que John W. Garden tuviera razón cuando dijo:
“Mucha de la educación actual es monumentalmente ineficiente. Con frecuencia le damos a los jóvenes flores cortadas cuando deberíamos estarles enseñando a crecer sus propias plantas”.
Pero nunca es tarde para comenzar. Así que si tienes ganas de tener un huerto en la ciudad, anímate a dar un primer paso por un mundo sustentable. Llama a tus amigos y empieza a plantar.
Fuentes: