El agua es vital. Beberla en cantidades adecuadas ayuda a la función de casi todos los órganos del cuerpo. El sistema inmunológico, la regulación de la temperatura y la desintoxicación natural a través del sistema linfático requieren la ingesta de agua.
Sin embargo, algunas personas exageran en su consumo. La sobrehidratación puede ser peligrosa. ¿Cómo saber si ocurre y cuánta agua deberías beber?
Beber agua en exceso puede tener varios efectos secundarios, que incluyen calambres musculares por desequilibrio electrolítico y aumento en la frecuencia de la orina. En casos extremos, beber demasiada agua puede provocar una intoxicación por agua mortal, también conocida como toxemia del agua, intoxicación por agua o hiperhidratación.
"En la sobrehidratación, el exceso de agua diluye las concentraciones de electrolitos en la sangre, lo que provoca un desequilibrio en los muchos sistemas del cuerpo", explica la doctora Catherine Waldrop. Los electrolitos, como el sodio, potasio, magnesio y calcio, son esenciales para muchos procesos celulares. "Cuando la concentración de electrolitos en la sangre es demasiado baja, casi todos los procesos celulares son menos eficientes o casi imposibles".
El desequilibrio de electrolitos más común, que puede ser causado por beber demasiada agua, se llama hiponatremia (también conocido como bajo nivel de sodio en la sangre). En un estudio se explica que la hiponatremia leve se caracteriza por síntomas del tracto gastrointestinal, náuseas, vómitos, pérdida del apetito, mientras que los casos más graves resultan en exceso de agua e hinchazón en el cerebro, lo que lleva a convulsiones, coma o deterioro del estado mental.
¿Cuánta agua deberías beber?
La cantidad "correcta" de agua varía de una persona a otra, según la edad, el sexo, el nivel de actividad y más, por lo que no hay una respuesta directa a esto. En general, bebe agua cuando tengas sed, en cualquier momento en el que pierdas líquidos (al sudar o cuando enfermas), o si tu orina tiene un color amarillo oscuro.
"Las personas que viven en climas cálidos y/o secos o que son muy activas físicamente probablemente necesitarán niveles más altos de ingesta de líquidos", dice Waldrop. "Es probable que las mujeres embarazadas o en la etapa de lactancia también necesiten beber más líquidos". La especialista agrega que ciertas enfermedades, particularmente en los riñones, también pueden dificultar el procesamiento de líquidos y electrolitos.
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Con información de mindbodygreen
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