Quizá no se le mencione con frecuencia, ya que muchas de las discusiones ambientales de la actualidad giran en torno a temas como la energía, los recursos no renovables y el agua , pero el suelo es uno de los recursos naturales más importantes. Junto con el aire y el agua, el suelo es la base de la vida en la Tierra, pues muchas de sus funciones son esenciales para la vida, ya que tiene un rol sumamente importante en la alimentación de la población mundial, pero también en los ciclos de reciclaje del aire, agua y los nutrientes.

El suelo es la capa superior del planeta y a pesar de cubrir una extensión de aproximadamente 6 mil kilómetros tiene poca profundidad, pues apenas cuenta con un par de metros, de tal manera que es un recurso tan valioso como frágil. El suelo consiste de una mezcla de minerales, que vienen de los depósitos de roca y sedimentos que se encuentran por debajo. Además tiene una capa de casi 20 centímetros de materia orgánica proveniente de la descomposición de la vegetación; asimismo contiene agua en diferentes cantidades, de acuerdo con el clima y la capacidad de retención. Finalmente, el aire es el ingrediente final que permite al suelo realizar todas sus funciones vitales, tanto para su propio equilibrio como para proveer de alimento a numerosos seres que habitan en la superficie. 

Según la Organización de las Naciones Unidas se estima que actualmente el 33% de los suelos están degradados. Es por esta razón que con el objetivo de crear mayor conciencia con respecto a la importancia del suelo y los problemas que lo afectan, se ha declarado el 5 de diciembre como el Día Mundial del Suelo. Asimismo la Organización para la Alimentación y la Agricultura, o FAO por sus siglas en inglés, ha dedicado la celebración de este 2016 a las legumbres, pues ellas ayudan a fijar el nitrógeno atmosférico mejorando su fertilidad. 

En palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon:

En el Día Mundial del Suelo, insto a que se preste mayor atención a las cuestiones urgentes que afectan el suelo, como el cambio climático, la resistencia a los antimicrobianos, las enfermedades transmitidas por el suelo, la contaminación, la nutrición y la salud humana.

Con información de UN