La vida moderna puede ser agotadora. Largos días de trabajo y actividades consiguen que al llegar la noche lo único que queramos hacer sea dormir; pero recuerda que la cena es igual de importante que el resto de los alimentos del día, por eso te recomendamos que prestes atención a estos puntos:
La cena ideal debe ser ligera, equilibrada y mantenerse por debajo de las 500 calorías. Si sueles consumir más, procura no exceder el resto de tus ingestas diarias.
Calcula que la cena debe representar el 30% de tu ingesta diaria. Si comes de más, tendrás problemas para conciliar el sueño pues tu cuerpo estará ocupado tratando de digerir y depurar el exceso de alimentos.
No por no querer exceder los alimentos que debes consumir por las noches o por intentar adelgazar debes dejar pasar la cena. Tu cuerpo sigue trabajando durante la noche y si no recibe una porción noble de alimentos podrá descompensarse.
Las consecuencias de no cenar son tan graves que pueden resentirse al día siguiente. Por ejemplo, podrías tener dolor de cabeza durante tus actividades o sentir una fatiga constante.
Evita cenar alimentos grasos que hagan sentir más lento a tu metabolismo.
Evita también alimentos que contengan demasiada azúcar como mermelada, cajeta, refrescos o jugos artificiales.
Si cocinas tus cenas con métodos suaves como alimentos hervidos, cocidos o a la plancha será más sencillo para tu cuerpo digerirlos.
Procura incluir fibra en tus cenas. Si quieres conocer algunos alimentos donde obtenerla, visita aquí: Cuatro fuentes para consumir fibra
Se recomienda cenar mínimo media hora antes de irse a dormir, pero tampoco deben pasar más de dos horas desde la última ingesta.
De cualquier forma, si consideras que durante el día tienes alguna fatiga o malestar digestivo que esté afectando tus capacidades físicas y mentales, visita a tu médico.