Las personas somos impacientes y esto con frecuencia nos impide ser lo suficientemente constantes para formar nuevos hábitos. Cuántas veces hemos comenzado una dieta para después de unos días desesperarnos y dejarla de lado; luego llegan los reproches por haber abandonado la dieta, sepultamos la culpa con un banquete y el ciclo se repite y se repite una y otra vez. Además existe un miedo a la transformación, pues ésta implica la muerte de ciertas partes con las que nos asociamos durante mucho tiempo, sin importar si eran negativas y positivas. Dejar ir es difícil, sobre todo dejar ir sin buscar refugio en el placer momentáneo de alimentos poco o nada saludables. Es por esta razón que si queremos transformar nuestros hábitos alimenticios necesitamos no sólo abordarlo a nivel físico, también debemos pensar a nivel emocional y prepararnos para cultivar la paciencia.
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En palabras del escritor León Tolstói “Los más poderosos guerreros son la paciencia y el tiempo”, y sus palabras están llenas de razón. Así que sin importar si queremos perder algunos kilos, recuperar la condición física o correr un maratón, nos conviene tener el poder de la paciencia con nosotros. Estos son algunos consejos para cultivar la paciencia y controlar tu peso al mismo tiempo:
1. Respira
Cambiar de hábitos puede implicar una transición y estos periodos frecuentemente son incómodos, pues surgen muchas emociones, patrones de comportamiento y creencias que debemos enfrentar para poder sanarlos, trascenderlos y lograr la transformación que deseamos. Esto puede resultar abrumador, pero sin importar lo que pase no dejes de respirar, respira lo más profundo que puedas y déjalo ir en un suspiro. Repite unas tres o cuatro veces y suelta los pesos y tensiones que sientes. Éstos pueden ser físicos, emocionales o psicológicos. No importa; sólo déjalos ir y luego respira suavemente, y concéntrate en el entrar y salir del aire.
2. Diario
Como mencionamos en el punto anterior las emociones que conllevan los cambios pueden ser difíciles de encarar, de tal forma que nos gustaría tener a alguien a quien pudiéramos decirle todo lo que pasa en nuestra vida, nuestro ser y nuestras emociones. Independientemente de si cuentas con algún confidente, llevar un diario será un invaluable apoyo en este proceso. Está comprobado que la escritura expresiva puede resultar terapéutica. Además, poder mirar hacia atrás y contemplar cada punto del proceso puede darte mucha perspectiva y entender el significado de tus experiencias.
3. No esperes perfección
Todos queremos hacer las cosas bien y ser exitosos, pero el éxito es el resultado de numerosas pruebas y experimentos cuyos resultados están muy alejados de las expectativas. Es decir, intentar algo nuevo, aprender y cambiar implica que necesitamos poder manejar o diluir la frustración que podemos llegar a sentir cuando las cosas no van como queremos. Antes de zambullirte en los reproches, la culpa, el enojo o la tristeza, recuerda que estás pasando por un proceso. No esperes hacerlo todo perfecto, sólo haz lo mejor que puedas en cada momento.
Con información de Greater Good