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No todo lo que dicen las etiquetas de comida es verdad

Julio 16, 2019

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Cómo saber si tus alimentos son saludables

Es probable que al elegir un alimento procesado lo primero que hagas sea revisar las etiquetas, la tabla nutrimental y los ingredientes. Incluso las frutas y verduras que se venden en los supermercados tienen etiquetas que te pueden indicar si los productos contienen organismos genéticamente modificados (OGM) o si son orgánicos.

 

Si bien es importante que sepas qué consumes, también hay que tener en mente que en algunas ocasiones los datos de las etiquetas son trampas de mercado. 

 

Corteva Agriscience, empresa dedicada a proteger los cultivos, recientemente lanzó una lista sobre las etiquetas de los alimentos y cómo no caer en su trampa para que siempre puedas elegir lo mejor para ti y tu familia. 

 

Productos light. Este tipo de alimentos pasa por muchos más procesos de lo normal para que se puedan reducir sus calorías o grasa, lo cual tiene como resultado que muchos de los nutrientes se diluyan. Debes de tener en cuenta que aunque el contenido de grasa baja, el azúcar podría ser mucho más elevado. 

 

Multigrano. Suena como algo extremadamente saludable, pero básicamente quiere decir que contiene una gran variedad de granos, y en su mayoría, son refinados. Fíjate si dice grano entero, pues en ese caso tal vez sí pueda ser una mejor opción. 

 

Hecho con granos integrales. Si en la lista de ingredientes no encuentras al grano entero como uno de los principales, entonces su contenido es casi nulo. 

 

Natural. Esta etiqueta se refiere a que el fabricante seguramente sacó ese alimento a partir de otro que sí era natural, pero con el proceso obviamente ya no lo es. 

 

Orgánico. Últimamente hay muchas cosas que tienen este tipo de etiquetas; y si bien en casos como la fruta o la verdura (que podrían ser orgánicos y no contener ningún tipo de OGM) puede dar igual, el azúcar orgánica aún es azúcar. 

 

Sin azúcar agregada. Hay alimentos que básicamente son altos en azúcar, no porque no tengan azúcar agregada quiere decir que sean sanos. 

Bajos en calorías. Para que realmente sean saludables, deben contener 1/3 menos de calorías que el producto original. 

 

Bajo en grasa. Básicamente, menos grasa y más azúcar, lo cual tampoco es nada saludable. 

 

Bajo en carbohidratos. Aunque las dietas bajas en carbohidratos han demostrado tener un impacto benéfico para las personas con Alzheimer, demencia u otras enfermedades neurodegenerativas, en algunas ocasiones los alimentos etiquetados así siguen siendo “chatarra” y con poco contenido nutrimental. 

 

Fortificado o enriquecido. Esto quiere decir que se le han agregado vitaminas o minerales que no estaban originalmente en el alimento y que se perdieron en el procesamiento. 

 

Sin gluten. Existe un gran error al pensar que por no contener gluten, los alimentos ya son sanos. De hecho, muchos alimentos que no contienen esta proteína tienen un sinfín de ingredientes más que, a fin de cuentas, son procesados. 

 

Con sabor a fruta. Si la fruta no está dentro de los primeros ingredientes de la lista, eso quiere decir que el producto no contiene un alto contenido de la misma, sino que fueron ingredientes creados químicamente. 

 

Cero grasas trans. Si los tamaños de las porciones son “pequeños”, a fin de cuentas en su totalidad el contenido de grasas trans resulta ser mucho más alto de lo que pensabas. 


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