Hace unos meses, la noticia de que la OMS había declarado la carne roja igual de peligrosa que el plutonio y el humo de tabaco no dejó de replicarse por todas partes. De un día para otro, un alimento rico en proteínas y hierro se convirtió en un venenoso cancerígeno que debemos eliminar de nuestra dieta. Pero, si leemos con atención, el mismo comunicado de la OMS señala que no hay hasta ahora "ninguna evidencia definitiva" de que la carne roja sea cancerígena. Lo que hay es evidencia de que, dentro de una muestra de personas que han desarrollado cáncer de colon, algunas consumen carne roja regularmente. ¿Es suficiente para considerarla mortífera y dejar de comerla? La respuesta es no.
En primer lugar, debemos entender que en el informe difundido por la OMS sólamente se intentó identificar si había un riesgo, no de evaluar este riesgo. Es decir, la posibilidad de que el consumo de carne pueda ocasionar cáncer existe y esto fue lo que declaró la OMS, sin embargo, hasta ahora no se sabe qué tan elevado sea ese riesgo ni la incidencia del mismo. Esta declaración del profesor David Phillips, miembro de la IARC (International Agency for Research on Cancer), podría ayudarnos a comprenderlo mejor:
"Pensemos en las cáscaras de plátano: pueden causar accidentes, pero en realidad no ocurre muy seguido, además, el tipo de daño causado por pisar una cáscara de plátano no es comparable al causado por un accidente automovilísitico. Sin embargo, un sistema de identificación de peligros como el de este estudio, tanto cáscara de plátano como accidente automovilístico serían colocados en la misma categoría ya que ambos pueden causar accidentes".
Si nos ponemos estrictos sobre todos los alimentos que representan un peligro potencial para nuestra salud, tendríamos que dejar de consumir no sólo carne roja, si no también mariscos, pescado, pollo, leche, frutas y verduras fertilizadas e incluso pan. Y ya ni hablar de la cerveza, el vino o, por supuesto, el cigarro. Todo paraciera indicar que una vida saludable es equivalente a una vida de privaciones cuando en realidad es todo lo contrario: No hay nada más sano que una dieta diversa que incluya porciones equilibradas de todos los grupos alimenticios.
Además, recuerda que, según la misma OMS, mueren más personas al año por enfermedades cardiacas relacionadas al estrés que por cualquier tipo de cáncer. Así que vivir preocupados por lo que comemos es potencialmente más peligroso que la misma comida.